Un beatle en La luna
A primera vista, Juan & John (Editorial Círculo Rojo) luce como otro producto generado por nuestra insaciable curiosidad respecto a los Beatles. Recuerden: hasta se publicaron los recuerdos de Rosaura López, la sirvienta gallega de John y Yoko en el Dakota.
Pero Juan & John es más y menos que una investigación para fans. Parte del mes y medio que John Lennon pasó en Almería, rodando Como gané la guerra, con Richard Lester; allí, en 1966, también compuso Strawberry fields forever. El autor, el periodista almeriense J. Adolfo Iglesias, se pregunta qué llevó al beatle a evocar un frondoso orfanato de Liverpool en medio de paisajes que inmediatamente comparó con “la luna”.
Iglesias comienza perfilando el retrato de una somnolienta capital de provincias española en los sesenta. Todavía resultaba nuevo el boom del turismo: aunque el desierto de Almería atraía a muchos cineastas, no se contaba con una infraestructura hotelera a la altura de las estrellas. Pero el autor está más interesado por los tipos humanos, los nativos de alguna manera conectados con John.
Lennon vivió sus primeras semanas almerienses con paranoia. No parecía un maestro en artes de la evasión; residía en un edificio en primera línea de playa; se desplazaba en un llamativo Rolls Royce. Le salvó que la beatlemanía no había prendido verdaderamente en Almería. Sí, las chicas le acechaban para pedir autógrafos pero hacían igual con cualquier actor que aparecía.
La estancia de John Lennon en Almería no impresionó a los lugareños
Asombra que, a pesar que la visita del beatle fuera noticia internacional, ni uno sólo de los miembros de los miles de conjuntos entonces activos se acercara a Almería, para rendirle homenaje, buscar una colaboración o simplemente alegrarle la estancia. Inevitable conclusión: la timidez de los rockeros nacionales viene de lejos.
Hacia la mitad del libro, el foco se desplaza hacia el único visitante español que, motu proprio, llegó hasta Almería: Juan Carrión, profesor de inglés que usaba canciones de los Beatles para motivar a sus alumnos. Sí, exacto: la inspiración para Vivir es fácil con los ojos cerrados, la película de David Trueba.
Juan Carrión exhibía razones profesionales. Quería que Lennon corrigiera sus transcripciones de Eleanor Rigby o Yellow submarine (lo consiguió). Sugería, además, que los Beatles incorporaran las letras a sus elepés (se hizo, al menos en Sgt. Pepper). Durante unos meses, hasta cruzaron correspondencia.
El pedagogo era tan peculiar como todo lo que destacaba bajo el franquismo. Avanzado en métodos educativos, mostraba un catolicismo férreo. No aceptaba como material escolar las canciones que suponía reflejaban la influencia de “la droga”. Así que excluyó Strawberry fields forever.
Los tomos de referencia aseguraban que Strawberry fields forever nació en “el pueblo de Santa Isabel”. No hay tal localidad en Almería y asistimos a las obsesivas indagaciones del autor, despejando mitos cultivados por los lugareños. Hasta que una intuición le lleva hasta un caserón abandonado; aparta unas ramas y descubre que se llama…Santa Isabel. Donde Lennon, Ringo y sus esposas pasaron las últimas semanas.
Guiado por Iglesias, yo también visité aquellas ruinas ¿sagradas? Pero, cuando los foráneos curiosos se marchaban, el friki –como le llamó un compañero cruel- seguía batallando. Por una vez, en un guión que abarca ayuntamientos y promotores inmobiliarios, hubo final feliz: se rehabilitó el edificio, transformado en Casa del Cine, un museo dedicado a los años en que Almería fue plató mundial.
Babelia
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