La historia del patito feo
‘Yellow submarine’ es un icono de los Beatles, pero también su disco menor Se vende mañana con EL PAÍS por 9,90 euros
El submarino amarillo es hoy uno de los objetos más reconocibles de los Beatles. A nivel de marketing ese navío ha sido uno de sus principales hallazgos: aparece en camisetas, muñecos, llaveros... El colmo es que en ese parque temático a mayor gloria de los Fab Four en el que parece haberse convertido Liverpool haya al menos dos reproducciones a tamaño real del imaginario vehículo. Uno, el que construyeron los aprendices de un astillero en 1984 está plantado frente a una terminal del aeropuerto local, —que se llama John Lennon Airport—. El segundo, atracado en un muelle de la ciudad, es una reproducción del que los estudios Paramount construyeron para La caza del Octubre Rojo y sirve de hotel de lujo. El dormitorio principal está inspirado en una suite del hotel Burj Al Arab de Dubai.
Pero, también es cierto que el disco, que se publicó a comienzos de 1969, y que mañana se pone a la venta con EL PAÍS por 9,90 euros, es quizás el más ignorado del grupo.
Se concibió como banda sonora de la película de animación basada en la canción que la titula. Yellow submarine la había compuesto McCartney en 1966 y la cantaba el batería Ringo Starr. Incluida en Revolver y editada como single, estuvo 13 semanas en el número uno y fue el sencillo más vendido de aquel año.
En 1968, el grupo no se entusiasmó demasiado con el proyecto de una película de animación. Estaban ya en otras cosas. Entregaron cuatro canciones nuevas y se desentendieron del asunto. Ni siquiera tendrían que aparecer personalmente. Sus voces las pondrían actores y la banda sonora orquestal, que ocupa la segunda cara del disco, quedó en manos de George Martin.
Sin embargo el producto final sobrepasó sus expectativas. Muchos no creyeron que hubieran sido ajenos a aquella fantasía y aseguraban que la simbología estaba plagada de mensajes ocultos, antibélicos, psicodélicos, ecologistas o gnósticos según la versión. La realidad es que el diseñador del submarino fue Heinz Edelmann, un ilustrador checo de nacimiento pero alemán de crianza (inciso: es casi imposible dar un paso por la biografía de los Beatles sin tropezar con Alemania en algún lado) que se había mudado a Londres “porque allí era donde todo estaba pasando”. Edelmann, fallecido en 2009, fue también el creador de Curro, la mascota de la Exposición Universal de Sevilla de 1992.
Frente a tanta historia, ellos defendieron siempre que era una canción infantil, que no había que darle más vueltas. O eso sostenía Lennon poco antes de su muerte. “Yellow submarine es el bebé de Paul. Donovan le ayudó con las letras. Y yo también ayudé un poco. Fue una canción que prácticamente cobró vida en el estudio, pero basada en la inspiración de Paul: era la idea de Paul; el título de Paul... escrita para que la cantase Ringo. Ya sabes, era sólo... tratábamos de escribir una canción infantil. Esa fue la idea básica”.
Babelia
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