Cuando el arte alarga la vida
El británico Nick Gentry reflexiona sobre la obsolescencia con sus retratos sobre disquetes
La privacidad fluye por la red. En algún lugar etéreo se encuentran nuestros datos personales, mensajes, correos electrónicos o incluso datos bancarios. Y no son pocas las señales que advierten de que a ese lugar intangible tiene acceso algún que otro interesado. Contra esta tendencia, un joven artista británico ha optado por bajar de la nube y encerrar todo eso en su obra artística, reflexionado, de paso, sobre el concepto de la obsolescencia. Nick Gentry (Londres, 1980) es conocido, sobre todo, por sus grandes retratos pintados sobre un lienzo fabricado con disquetes donados por desconocidos.
Desde 2010, su trabajo ha pasado por decenas de galerías de Europa y Estados Unidos. Ahora participa en una feria de arte en Ámsterdam (PAN Amsterdam, International Fair for Art, Antiques and Design).
“La obsolescencia es un concepto muy interesante”, explica por teléfono. “Todo en algún momento se vuelve obsoleto. Cómo el tiempo afecta a un objeto: parece ser el mismo, pero ya no lo vemos de la misma manera. El tiempo lo ha cambiado”, añade. Es lo que pasa con los cientos de disquetes que, sobre una base de madera, forman sus lienzos. Un medio de almacenamiento que ya solo queda en el recuerdo y en las cajas alargadas recorridas una y otra vez con los dedos en busca del archivo deseado. No tienen mucha capacidad, en el mejor de los caso apenas tres megas. Pero se podían coger y tocar. Se podían ver.
Siempre hemos tenido privacidad y me pregunto cómo viviremos sin ella"
“Antes todo era visible y lo podíamos entender, tenerlo en nuestras manos. Ahora es invisible, muy poderoso y más sofisticado. Nuestras vidas cada vez están más grabadas. No es que sea bueno o malo”, argumenta. No es extraño que a un tipo como Gentry le fascine sucesos como el de las filtraciones de Snowden sobre los programas de vigilancia masiva del Gobierno de Estados Unidos. Piensa que ahora la privacidad nunca será entendida de la misma manera. “Es un gran cambio en la historia de la humanidad”, asegura. “Siempre hemos tenido privacidad y me pregunto cómo viviremos sin ella”.
En su obra juega una y otra vez con esto. En algunos de sus retratos deja al descubierto las etiquetas que dan alguna pista sobre lo que almacenan los disquetes, como subraya en Obsolete (2010), un catálogo en el que desgrana parte de su obra. “La parte más importante de mi trabajo es lo que no se ve. El lienzo es el vehículo y el retrato, el sujeto; pero aquí también puede ser al revés: el lienzo es el sujeto y el retrato, el vehículo”.
Gentry cruza la frontera digital en los dos sentidos. En el proceso creativo se beneficia de la información en red, aunque al final quiera abrir una reflexión sobre la obsolescencia de los objetos tangibles. El londinense defiende que tiene una manera de trabajar muy social. El proceso empieza cuando la gente le envía a su estudio toda una gama de artefactos que él luego junta para fabricar sus lienzos. “Es algo cíclico. Me envían el material para mis retratos, que muestro en internet o en galerías y que inspiran a otros para que me manden más artefactos”. Ahora explora otros materiales, como negativos de películas o radiografías del cuerpo humano.
En España su obra solo se ha podido ver en un par de ocasiones, ambas en Barcelona, aunque asegura que en cuanto encuentre una galería adecuada volverá. No parece que tarde mucho. Sabe mejor que nadie que todo, incluso su obra, en algún momento se vuelve obsoleto.
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