Lang Lang visita el diario EL PAÍS

En plena gira española, en su parada en Madrid (donde actuará esta noche en el Auditorio Nacional), Lang Lang, el pianista chino que ha revolucionado la imagen de la música clásica en los últimos años, ha querido visitar el periódico EL PAÍS y el diario deportivo AS. El director del periódico, Javier Moreno, ha recibido al músico, y le ha acompañado en un paseo por las instalaciones de ambas publicaciones durante una hora. Lang Lang, quizá el primer músico de la escuela clásica que ha entendido realmente la importancia de la tecnología y de las redes sociales para la difusión musical, iba acompañado todo el tiempo de un equipo que retransmitía en streaming todos sus movimientos y su visita a través de la plataforma Rushmore.

Ambos han comenzado recordando un fantástico concierto que ofreció en Salzburgo de un concierto para piano de Mozart, dirigido por Pierre Boulez. “Si Mozart estuviera vivo, hubiera tocado así”, ha asegurado Moreno, temprano seguidor del joven intérprete. Lang Lang, poseedor ya de un amplio repertorio musical, ha ensalzado también las cualidades de la música española y a compositores como Albéniz y Granados “con sus Goyescas”. Además, ha repasado sus viajes por Latinoamérica y su relación con Ferran Adrià, con quien charló sobre las conexiones entre la gastronomía china y la española.

Durante su paseo por la redacción se ha mostrado interesado en el suplemento Babelia y en la sección de deportes, campo del que es un fan absoluto. De hecho, el mismo ha dicho que a veces concibe su profesión como la de un deportista y se imagina en el piano como un potente lanzador de faltas o futbolista. Una excusa perfecta para continuar el paseo hasta el diario AS, diario desde que el que sigue la información futbolística española desde China y donde ha sido recibido por su director Alfredo Relaño.

Y ahí el pianista ya no ha podido disimular su gran pasión. Al ver un póster de Michael Jordan ha confesado que ha sido su gran ídolo deportivo de todos los tiempos y que le ha servido de inspiración “y fuente de energía” en muchas ocasiones –“¡me lo encontré hace poco en un vuelo de Indianapolis a Chicago y pude estrecharle la mano por fin!”-. Ha descubierto las dos camisetas que llevaron los jugadores que le dieron a España un Mundial y una Eurocopa: Torres e Iniesta. La de este último, ha dicho, lleva en la espalda el número 6, emblema de la buena suerte en China.

Muy emocionado, ha recibido de manos de Relaño una gran foto del Madrid de los Galácticos. La única, según el director del As, en la que aparecían los cinco (Raúl, Zidane, Ronaldo, Beckham y Figo) y que colgará, según ha dicho, en su casa de Nueva York.

El prodigioso instrumentista llega de un país como China, donde actualmente estudian piano 30 millones de niños. Podemos deducir, a nivel global, que entre los mejores intérpretes del futuro, una buena parte serán compatriotas de Lang Lang. Incluso muchos de ellos se habrán dedicado a ello por influencia directa de quien es hoy uno de los mejores pianistas del mundo.

Cuando Lang Lang tenía 23 años no sorprendía ya a primera vista o a primer oído, mejor, su destreza técnica, su dominio y su potencial, lo que más sorprendía era su madurez. Tocaba ya el piano con un sentido de la profundidad y una honda identificación con las piezas más propia de las figuras mayores que de los jóvenes.

Fue prodigio y sufrió por ello. Fue perseverante y batió las marcas del asombro hasta el punto de convertirse en el joven intérprete favorito de los maestros consagrados. Nació en Shenyang en 1982, a los 11 años fue expulsado del conservatorio de Pekín, por, atención, “falta de talento”. Lejos de acobardarle, aquello le impulsó y a los 13 años se impuso en el prestigioso concurso Chaikovski. A partir de ahí, sigue estudiando, se traslada a Estados Unidos y entra en la Curtis School, de Filadelfia, donde se hace cargo de él Gary Graffman, también maestro de una joven prodigio china, Yuja Wang.

Su indiscutible vocación acaba imponiéndose y hoy es una estrella del presente y el futuro. Cada vez es mejor, más preciso y con mayor fantasía entre los dedos, lejos de quedar anulado por la sociedad de la información –como les ha sucedido a otros muchos-, sabe exprimir sus posibilidades de forma brillante. Es un artista adelantado a su mundo, con una visión global y penetrante en la que todo gira a través de la música.

Ha colaborado con las mejores orquestas y aparte de saber disfrutar de la música en compañía de los maestros –sus favoritos son Barenboim, Mehta y Rattle, con quien acaba de lanzar al mercado un imponente disco con el Concierto número 3 de Prokofiev y el segundo de Bartok junto a la Filarmónica de Berlín- lo hace con los jóvenes de su generación y junto a otros músicos, como Herbie Hanncock.

Domina las redes sociales y las nuevas tecnologías como nadie, se apresta a probar –como esta master class organizada por EL PAÍS, Prisa Radio y Telefónica- nuevas formas de entusiasmar públicos jóvenes. Su compromiso lo despliega por la música, en favor de la música, sin saber dejar de divertirse o disfrutar de un buen partido de fútbol allá donde se encuentre.

Entre China, Estados Unidos y Alemania deja sus maletas de vez en cuando. El resto del tiempo lo emplea de punta a punta del planeta en un despliegue de iniciativas promovidas también por su fundación. Moderno, audaz, cercano, abierto, Lang Lang no es un músico virtual, es real y contundente, como el tiempo que se nos viene encima.