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Las sillas se suben a la cabeza

La sombrerera Candela Cort idea una colección de tocados inspirada en muebles de los Eames o Frank Gehry

Anatxu Zabalbeascoa
Uno de los diseño de Candela Cort para Vitra.
Uno de los diseño de Candela Cort para Vitra.

Del suelo al techo. O de las posaderas a la cabeza. La sombrerera Candela Cort (Madrid, 1959) ha indagado entre el legado de los mueblistas más osados de mediados y finales del siglo XX para arrancar los materiales e ideas de su nueva colección de tocados.

Como Frank Gehry, Cort no dibuja sus trabajos, los hace. Esta diseñadora autodidacta asegura que ella no diseña. Ella altera, cose, une, trenza o pliega a partir de los materiales. De manera parecida procede el autor del Guggenheim de Bilbao. El arquitecto de Santa Mónica utiliza las manos más que los lápices (o el ordenador). Idea desde la materia, con las tres dimensiones de las maquetas en lugar de las dos de los planos.

De esa manera común de trabajar, y de las sillas de cartón Easy Edges que Gehry ideó para Vitra, ha obtenido Cort ideas para sus nuevos sombreros. Como la arquitectura rompedora del Gehry más doméstico, hace ya años que la sombrerera madrileña introdujo plásticos, alambres y materiales poco nobles en los tocados de las ocasiones más nobles. Y nobiliarias.

Muy atrás quedaron los tiempos en que estaba mal visto llevar sombrero de paja cuando llegaba el otoño. Fue el ruso Vladímir Maiakovski —convencido de que el arte era un martillo con el que golpear al mundo— quien se dio cuenta de que el paso al fieltro no era solo una cuestión de temperatura, sino, más bien, una cuestión de mercado. El arquitecto Pedro Feduchi recuerda la anécdota en un texto sobre la muestra de Cort que puede verse en el showroom madrileño de la empresa Vitra hasta el 30 de septiembre.

¿Qué tienen que ver las sillas y los sombreros? Los mejores rompen esquemas y, aun rompiéndolos, se adaptan al cuerpo. La descontextualización perpetrada por Cort refuerza el carácter inspirador de las piezas estrella de la empresa alemana. Y permite hablar de tú a la historia de las sillas. ¿Cómo lucir madera en la cabeza? Para adaptar este material, Cort recurre al matrimonio Eames, y toma prestado su uso del contrachapado para lograr las inolvidables curvas de sus butacas.

A la diseñadora española no le asustan los materiales inesperados. Al contrario, la motivan. Más allá de tocar las cabezas de tantos invitados a desposorios reales (30 en la boda de la infanta Cristina con Iñaki Urdangarin y 50 en la posterior del príncipe Felipe y Letizia Ortiz), Cort ha trabajado incluso con panes en algunas piezas. También con el movimiento, cuando colaboró con Bob Wilson y, para su ópera O’Corvo Branco, ideó un tocado que giraba hasta convertirse en traje al ritmo de la música de Philipp Glass.

Que nadie se lleve a engaño. En el showroom de Vitra uno no alcanza a sentarse en los sombreros, pero estos sí parecen hacer despegar las sillas. También las lecciones de los modernos ya clásicos del catálogo de la empresa alemana, que año tras año demuestran que no triunfaron para quedarse sentados, sino para inspirar a otras generaciones. Y a otras disciplinas.

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