Tratamiento de choque anticapitalista
Andrés Lima y Juan Cavestany traducen en un montaje teatral el largo proceso de discusión iniciado hace un año con actores, politólogos, sociólogos y pensadores
Un libro revelador, La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre, publicado en 2007 por Naomi Klein; un laboratorio teatral en condiciones; casi año y medio de trabajo con sociólogos, politólogos, periodistas, historiadores, pensadores... y un director, un escritor y un grupo de actores dispuestos a sacar algo de vida de horas y horas de teorías y charlas. Palabras, papeles y datos que han acabado mutando en Capitalismo, hazles reír, obra dramática que circula en la pista de un circo donde las falsas sonrisas de felicidad solo esconden la ponzoña de un mundo malsano e indispuesto.
Dirigida por Andrés Lima, escrita por Juan Cavestany, interpretada, entre otros, por Aitana Sánchez-Gijón, Luis Bermejo, Nathalie Poza o Irene Escolar, Capitalismo —“más que una obra, una experiencia teatral”, aclara Poza— se estrena el martes 10 en el Circo Price de Madrid y, durante tres semanas, ofrecerá un espectáculo que, con bailarines, trapecistas y lanzadores de cuchillos también como intérpretes, pretende ofrecer un tratamiento de choque contra ese virus que hoy devora al mundo. “Pero que nadie se equivoque”, aclara Cavestany, “no es un vómito de teatro contemporáneo del asco”.
En Capitalismo hay un jefe de pista que, látigo en mano, nos anuncia los números de “Luis y su país” y su “más difícil todavía”: sobrevivir. Es Andrés Lima, que se interpreta a sí mismo y dirige, en directo, la función. “Andrés siempre trae el misterio y la locura a los montajes. Con Urtain me pasó igual, en sus manos nunca sabes qué será de tus textos”, dice Cavestany. “Este montaje”, aclara Lima, “no es un espectáculo de circo, se acerca más al género del teatro de variedades, que tiene mucho que ver con esa sátira al capitalismo que buscamos”. Para Lima, mezclar actores profesionales con artistas de circo es algo natural: “Somos parte de la misma pasión y del mismo negocio. No me interesa la dicción de los actores sino su verdad y ellos tienen mucha verdad porque se juegan la vida”.
Hay una palabra clave en este montaje: ayuda. “Para Andrés es un concepto importante”, afirma Nathalie Poza. “Aquí, sobre el escenario, todos necesitamos ayudarnos, como siempre ocurre en los números del circo”. Poza es La Presidenta de la Nación, esa mujer que anuncia un gran desastre para el mundo de Luis (nuestro hombre aquejado de capitalismo). Ocasionalmente, Poza se sube al trapecio de la acróbata con la que Luis sueña. Hay coreografías, y Antonio Ruz las conduce en directo, como Beatriz San Juan mueve los decorados a la vista de todos. “Ninguna noche será igual, este es un espectáculo abierto a la improvisación”, advierte Poza.
El taller sobre capitalismo surgió del propio Lima, el tema era la realidad pero se plantearon otros dos, uno cultural (la Biblia) y otro personal (el primer amor). “Es una escuela de profundización teatral que espero que tenga continuidad y de la que estoy seguro saldrán esta y otras obras”, dice. “Ese trabajo se nota, no es un capricho”, añade Cavestany. “Éramos un trozo de la familia de Animalario con personas nuevas y creo que solo ha funcionado por todos estos meses de experiencia y expectativa común”.
Aitana Sánchez-Gijón entró el primer día del taller y ha llegado hasta el último en el Circo Price. “Todos vivimos de manera muy activa este laboratorio de creación. Ha sido un proceso de creación colectiva. Hubo un momento de pánico, cuando después de escuchar a tantísima gente, de tener entre manos un enorme batiburrillo, nos preguntamos ‘¿Y ahora qué hacemos con todo esto?’ Ahí han sido importantes Andrés y Cavestany y ahí entró también nuestro trabajo de improvisación, que empezó a darle un sentido que ojalá tenga también para los espectadores”. Para Sánchez Gijón el estreno del martes solo es un broche final, no una meta. “Aquí lo interesante ha sido el proceso, el camino, la obra es solo el regalo final”. Un proceso que, según Irene Escolar, es un lujo para cualquier actor. “Aquí hay imaginación por todas partes. Nunca había trabajado con el nievel de juego que permite Andrés, tanta libertad. Creo que este espectáculo será importante porque no es habitual ni tanta calidad humana ni tanta entrega por parte de todos”.
Escolar, disfrazada de escolar y con peluca negra, es Sun-Yi, la hija china adoptiva de Luis y de Carmen (Aitana Sánchez-Gijón), esa mujer que nos presenta el jefe de pista: “Carmen, que hace todo tipo de equilibrios emocionales para que no se le caiga el alma a los pies”.
Juan Cavestany cuenta que empezó a escribir estableciendo un diagnóstico a los males de nuestro tiempo ¿Tiene usted insomnio, ansiedad, insatisfacción, miedo...? Puede que entonces tenga usted capitalismo. Lo leyó en un cartel y no le pareció una simple broma. “Pensé en la decadencia física de una persona en paralelo al desmoronamiento del sistema. Cuando me puse con el texto, depresivo y dramático, yo estaba en un momento bastante malo de mi vida. Pero para mí sería una frustración grande que este espectáculo solo sirviese para aumentar el desconcierto o la ansiedad de la gente. Debe ser emocionante, no deprimente”.
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