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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo siento

A la gran estrella televisiva Oprah Winfrey no le dejaron ver un bolso de 32.000 dólares

 Oprah Winfrey.
Oprah Winfrey.AFP

Burger King se va del Campamento de verano. Segundo ataque de dignidad en ese programa. La llamada comida basura no quiere saber nada de programas basura. Por supuesto, cosechada la publicidad del gesto, volverá, qué mejor audiencia para sus productos. Burger King ha secundado la campaña de la organización Hazteoír para que las marcas se retiren del programa a raíz de que rociaran con chocolate a una concursante a la que obligaron a ponerse en bikini. Ante los lloros de la concursante, el presentador, Joaquín Prat, se sorprendía de su salida de tono: “Nosotros lo único que queríamos era endulzarle un poco la noche a Noemí. De hecho, teníamos pensado que sus compañeros le ayudarán a desprenderse del chocolate, incluso a lametazos”.

Luego, Telecinco pidió perdón. Una vez más, hasta la siguiente. También ha pedido perdón Suiza, que eso sí que son palabras mayores. Perdón en toda regla, arrastrándose, por cometer el mayor crimen que se pueda cometer en Suiza: ofender al rico. Claro, que desde el grunge, los ricos van por la calle como si fueran rumanos pedigüeños. Negra, gorda, y sin sus focos y afeites, cómo distinguir a la gran estrella televisiva Oprah Winfrey de una subsahariana atracadora de tiendas. No le dejaron ver un bolso de 32.000 dólares. Como en Pretty woman, “demasiado caro para usted”, le dijo la dependienta.

Suiza, una de esas cosas como Liechtenstein, Andorra, Mónaco, Luxemburgo, Gibraltar, más propias de las fichas del Monopoly que de un asiento en las Naciones Unidas. Suiza, el paraíso de la neutralidad, ya saben, siempre entre el bien y el mal. Cosas, entes cuya regla ética se rige por un principio fundamental. Mira la cartera y olvídate de todo lo demás.

La estrella televisiva se podrá comprar en otro sitio su bolso de cocodrilo, cosido por niños de Malasia o así —Oprah, aunque sé que te da igual, que sepas que te timan 30.000 por lo menos—. El problema será para la pobre dependienta, que pagará por todo el país. Culpable de un error de apreciación, ella solo aplicaba el aprendizaje recibido con demasiados prejuicios hacia el extranjero. Hay comidas basura, campamentos basura y países basura.

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