“Rusos, americanos, chinos... todos me contratan porque ‘sepo’ a España”
Raphael se reconoce un artista desmedido, porque "es bueno, das a la gente lo que quiere y más"
Todo pasaaaa (menos él) y todo queeedaaa (él, siempre él, incólume e inmarchitable sobre todo en los especiales de Nochebuena y Nochevieja y sobre todo después de aquel trasplante de hígado que le salvó la vida), pero lo nuestro es pasaaar (pero pasar de todo), pasar haciendo camiiiiinooo, caminos sobre la mar (la mar de millones de discos vendidos, más de 50). Con ustedes, Raphael, uno, grande y libre.
Ahí va, nos hemos equivocado. La canción era de Serrat. Pero venía al pelo. Pelillos a la mar.
Pregunta. Hablemos del exceso. Lo malo… es que es bueno.
Respuesta. ¿Tú crees? Yo no he sido de excesos. Es bueno los dos primeros días, luego ya estás al servicio del exceso.
P. Así que Raphael es un señor sobrio.
R. ¿A qué llamas tú sobrio?
P. No sé, frugal, contenido en su forma de vivir.
R. Tampoco soy un entierro de tercera, ¿eh?
P. Desde luego, en el escenario no lo es, hay que admitirlo.
R. Dicen que soy desmedido. Pues sí, soy desmedido.
P. Digamos exuberante.
R. No, digamos desmedido. Afortunadamente. Ser desmedido es bueno, eres más generoso, das a la gente lo que quiere y más.
P. Lleva usted 50 años en la brecha y…
R. 53.
P. ¿53 todavía… o 53 ya?
R. Llevo ya 53.
P. Esta no es la entrevista en la que me va a dar la exclusiva del titular “Raphael se retira”, ¿verdad?
R. ¡Es que eso no lo voy a hacer nunca! A mí esos que se retiran y luego ¡pom!, vuelta, es que no lo entiendo. Como los toreros esos que se cortan la coleta y dicen “¡bah, ya crecerá!”. No entiendo hacer así el ridi.
P. La verdad es que se le ve bien. ¿Cómo se encuentra después de haber vuelto a nacer?
R. A mí me han hecho un favor tremendo al ponerme un motor nuevo, estoy disparado, todavía tengo mucho bacalao que partir.
P. Defíname el contraste entre los dos raphaeles, el del orgasmo artístico sobre el escenario y el de después, ya en el camerino, cuando…
R. Cuando llega el hundimiento total, sí. Y eso, en una gira, ocurre cada noche, pero es que además yo, esté donde esté —esté donde esté— salgo a matar. Londres, Vitigudino, Dakota del Norte, la del Sur, Moscú, Nueva York o Linares… Una vez que me da el foco y salgo a ese momento maravilloso que es avanzar hacia la nada y el todo, donde tú no ves nada porque los focos no te dejan, entonces voy y me vuelco.
P. 53 años ya… y 70 años ya, o todavía. Qué putada, con perdón, no saber lo que uno sabe hoy pero con los años de hace 20, ¿verdad?
R. Síiii… ¡No! Toda época tiene su afán. Cumplir años es fantástico. Yo lo llevo muy bien, aparte de que la alternativa no es muy apetecible, ¿verdad? Bueno, lo llevo bien ahora. Antes de lo que me pasó lo llevaba fatal…
De esto en lo que nos han metido se sale trabajando el doble por menos
P. Le vio las orejas al lobo pero de cerca.
R. Se las vi, se las vi… y le perdí el respeto al lobo.
P. Las letras de sus canciones: celos, rupturas, amantes, líos, amores, desamores… le propongo un título global para su obra: “No hay remedio en el amor”. ¿O sí que lo hay?
R. No, no hay remedio en el amor. Y todo eso que has dicho y que está en las letras, pasa, y qué bien que pase. Es más divertido. Todos esos dimes y diretes sobre el estado de cada uno en el amor son divertidos. Tienen su fuerza, tienen su chiste.
P. “No existe nada imposible para el que sabe luchar”. Es la letra de una canción suya. Puede que hoy, tal y como estamos, haya gente a la que le suene obscena…
R. Estamos como hemos estado otras veces.
P. ¿Le quita usted hierro a lo que está pasando en España?
R. Para nada, pero de esto en lo que nos han metido hay que salir… trabajando el doble por menos. Las protestas y todo eso, pues tiene que haberlas, hay que enseñar los dientes porque si no, no nos hacen ni puñetero caso, pero no nos podemos quedar a llorar en casa.
P. Lo que pasa es que el que tiene tres críos y se ha quedado en la calle no…
R. ¡Que lo sé! Pero que se sale trabajando. Oye, yo no conozco otro medio.
P. Bueno, siempre se puede robar. Incluso a destajo. ¿Qué hacemos con los grandes mangantes? ¿Trabajos forzados en una cantera o pasarela con tiburones debajo?
R. Que se les dé su merecido y que cada palo aguante su vela. No se puede estar así.
P. Y no hay colores. Manga la izquierda, manga la derecha.
R. Sí, esto me recuerda a la yenka: "¡Izquierda, izquierda, derecha, derecha…!"
P. Por cierto, ¿cree que los dos grandes partidos de este país están superados? ¿Es deseable un cambio, inventar otra cosa?
R. A mí la palabra cambio me asusta, demasiado drástica.
P. Repito, hay gente que lucha pero no levanta cabeza. ¿”Saber luchar”? ¿Qué es eso?
R. A lo mejor hay mucha gente luchando en terreno equivocado. Sobre todo en mi profesión, hay muchos que los oyes y te dices: “Madre mía, cómo le digo yo a este que por ahí no es…”. Se creen que esto es ponerse un traje y posar en la alfombra roja. ¡Y esto es otra historia! Esto es trabajo. El artista no tiene por qué ser diferente a los demás en su vida diaria. Yo ya le decía a mi madre que… bueno, pero esto no tiene nada que ver con la pregunta, así que nada.
He vivido muchas 'españas', con muchos 'mandamases' y muchos 'mandapocos'
P. Por favor.
R. Yo de pequeño, con nueve o diez años ya me iba a los teatros, me ponía en la puerta, y cuando ya había entrado el público, si había sitio, el portero me decía ¡pschttt!, y yo pasaba. Pues la primera vez que llegué a casa a la una y media de la mañana me llevé una bronca de mi madre. Y yo le dejé las cosas claras. Le dije: “Voy a venir todos los días a esta hora. No estoy haciendo nada malo. Voy al teatro, porque esa va a ser mi vida, así que no me regañe, ¿estamos?”
P. Oiga, cuando sale por ahí a cantar, ¿hace patria?
R. Hombreeee, no me pongo la bandera, pero sí, supongo que sí. He cantado por todo el mundo y en todos los idiomas habidos y por haber, pero a mí, rusos, americanos, chinos y japoneses me contratan porque sepo a España. Normal. Aquí nos lo hemos pasado muy bien. Otros países son más sosainas. Y por cierto, conmigo hay poca piratería, prefieren el original.
P. Usted empezó a triunfar en una España de un régimen sin libertad; cuando salía a cantar, ¿pensaba en que…
R. Pues mira, no, no podía pensar porque yo no elegí nacer en un momento determinado ni en un lugar determinado, vine al mundo cuando me trajeron y viví la España que me tocó vivir. Y traté de vivir lo mejor posible. Y he vivido muchas españas desde entonces, con muchos mandamases y con muchos mandapocos. Y a mi aire.
Babelia
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