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Un refugio en la playa

El dúo de Baltimore Beach House repasa los temas de sus dos últimos discos en la jornada inaugural del FIB

D. V.
Victoria Legrand, cantante y teclados de Beach House, anoche durante su actuación en el FIB.
Victoria Legrand, cantante y teclados de Beach House, anoche durante su actuación en el FIB.ÀNGEL SÁNCHEZ

El escenario desangelado y un tanto mortecino, mayoritariamente poblado por los pocos españoles que estuvieron en la jornada de ayer en el festival, era el decorado perfecto para el dúo de Baltimore. Un viaje contra los elementos naturales y la identidad de este festival construido con una delicadeza asombrosa. Básicamente, Beach House, una de las bandas de pop más respetuosas con la música que corren hoy por ahí, repasó anoche los temas de sus dos últimos discos (Teen Dream y Bloom), que funcionan perfectamente entrelazados sin saber exactamente donde termina uno y empieza el otro. Una niebla borrosa que habla de un pasado que imaginamos de una forma que nunca fue. Parecido a lo que le sucede al FIB, que cerca ya de su 20 cumpleaños, y en los mayores aprietos que se le recuerdan, rememora inevitablemente su gloriosa historia.

La casa de la playa de la que habla el nombre de la banda desde luego no estaría en Benicàssim. “No hacemos palmas y esas cosas, porque no somos cheerleaders”, soltó cogido a su guitarra Alex Scally. Nadie lo duda. La casa es más bien un refugio contra la estupidez rampante del pop. Lo raro es que los programaran en el escenario principal que, evidentemente, no se llenó ni un cuarto de su aforo. Un lujo para el espectador en un festival que suena realmente bien.

La casa es más bien un refugio contra

Los aprietos del FIB también se notaron en su jornada inaugural. Quizá debieran replantearse las cuatro jornadas y concentrar más el poderío de la contratación en las noches que alcance el presupuesto. La noche empezó más tarde de lo habitual (a las ocho) y termino antes que el resto. Y hasta las once, cuando salieron a tocar los de Baltimore, no hubo un verdadero cabeza de cartel. Una propuesta radicalmente distinta de las descargas rockeras de los estadounidenses The Queens of the Stone Age, encargados de liderar ayer la programación.

Toundra inauguró a las ocho un escenario principal un tanto desangelado. Los jueves cuesta encontrar a ese 30% que conforma el público español y a los ingleses les debía sonar a chino el nombre de la banda. En ese mismo recinto, el dúo británico de synth-pop La Roux se encargó de darle una apariencia de festival por primera vez a la noche. Ella luce ese aspecto andrógino de la actriz Tilda Swinton y cierta habilidad para poner a bailar al público con bombo y melodía pop. Cerró con su hit Bulletproof. Hoy, con un cartel más potente, el FIB podrá medir con más precisión si está en la UVI, como muchos dicen, o solo estaba de parranda.

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Sobre la firma

D. V.
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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