Makhmalbaf irrita al Gobierno de Irán al presentar su nuevo filme en Jerusalén
Malmakhbaf defiende la necesidad de establecer lazos culturales entre Irán e Israel para evitar la guerra A raíz de su visita a Jerusalén, las autoridades iraníes han retirado sus premios del Museo del Cine
Mohsen Makhmalbaf irrita a las autoridades iraníes. Incluso en el exilio, su espíritu independiente y crítico ha vuelto a chocar con los tabúes de la República Islámica. Tras conocer su presencia en el Festival de Cine de Jerusalén la semana pasada, anunciaron la retirada de todos sus premios del Museo del Cine. No solo viajó a Israel, un país que Teherán no reconoce, sino que su película Baghban (El jardinero)trata sobre la fe bahai, una religión proscrita en Irán. Él insiste en el diálogo.
“Es una reacción política a una actividad cultural”, asegura Makhmalbaf, que acusa a los responsables iraníes de hipocresía. “Ya habían empezado a retirar los premios hace algunos años y ahora utilizan mi viaje a Jerusalén como pretexto”, añade tras recordar que él y su familia han obtenido 120 galardones internacionales a lo largo de 25 años y que todos los han entregado al Museo del Cine. “Consideramos que pertenecen a la historia del arte iraní, más que a una familia”.
Por teléfono desde Londres, el cineasta señala que no es la primera vez que se enfrenta a este problema. Hace 18 años también sufrió la condena de las autoridades iraníes cuando envió a Israel su película Yahvé a través de una compañía francesa. “Quería romper el tabú y que, como ahora con El jardinero, nos conocieran a través del cine. Ambos países deberían tener relaciones culturales porque sus respectivos Gobiernos están tratando de enfrentarse y es la única forma de evitarlo”, subraya repitiendo una idea que ya expresó durante su intervención en el Festival de Jerusalén.
Además, subraya que la reacción carece de fundamento porque no es la primera vez que viaja a Israel. “Estuve allí hace dos años para rodar la película”. En teoría, podría ser condenado hasta con cinco años de cárcel por haber visitado Israel, pero Makhmalbaf (Teherán, 1961), un revolucionario desencantado, se autoexilió en 2005, poco después de la llegada al Gobierno de Ahmadineyad. Tras la controvertida reelección de este cuatro años después, el director apoyó al aplastado movimiento reformista.
“Los jóvenes piensan que la religión ha destruido Oriente Próximo. [En El jardinero] intento ofrecer el punto de vista de mi generación, el porqué algunos creen en una religión. Trato de llamar la atención sobre una de las religiones más pacíficas que se fundó en Irán hace 170 años”, explica en referencia a la fe bahaí que la ortodoxia iraní considera una herejía.
Makhmalbaf reconoce que sabía que iba a molestar a los líderes iraníes. “La película, mi viaje y mi discurso a favor de la paz”. La sensibilidad de las relaciones con Israel es tal que varias decenas de intelectuales residentes en Irán y de la diáspora, le escribieron una carta abierta pidiéndole que no asistiera al festival. “Boicotear y escribir declaraciones no resuelve nada. El conflicto israelo-palestino se prolonga desde hace 60 años; la enemistad entre Irán e Israel, 34. Es culpa de todos ¿Por qué no intentamos otro camino? La política nos divide. El cine puede unirnos. Para ir al cine no se pide un pasaporte”.
Babelia
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