La Orquesta Nacional apuesta por la juventud de David Afkham
El director alemán de 30 años será nombrado hoy titular de la formación
Lo que se torció hace casi dos años ha logrado enmendarse. Cuando David Afkham (Friburgo, 1983) acabó de dirigir el domingo la Sinfonía número 2de Brahms en el Auditorio Nacional, no se fue de Madrid. El director alemán se quedó en la ciudad, a la que se trasladará próximamente. El motivo: hoy será nombrado titular de la Orquesta Nacional de España (ONE) después de una ocasión frustrada que se ha solventado tras meses de despachos.
Era la apuesta clara del anterior titular, Josep Pons. Pero el músico catalán, tras nueve años al frente, tuvo que dejar la orquesta con su sucesión en el aire después de que un problema técnico —no hubo el visto bueno para la firma por parte del ministerio de Economía y Hacienda del Gobierno Zapatero en vista de que los nubarrones de la crisis paralizaron todos los nuevos contratos— dejara sin resolver el relevo previsto.
Afkham era también el favorito de los músicos. O el que menos oposición despertaba, según se mire. Los había dirigido en varias ocasiones —este año lo ha hecho dos veces, contando la inauguración de la temporada y este último fin de semana—. Y ha logrado transmitir a los más jóvenes de una formación, que en algunos sectores difícilmente logra vencer sus ancestrales vicios, un entusiasmo fundamental para el porvenir y los retos de la ONE.
Su juventud —acaba de cumplir 30 años— es la gasolina que necesita la orquesta para afrontar con nuevos bríos el siglo XXI y desechar una contagiosa mentalidad demasiado catastrofista. Todo el embrollo de su contrato, estrellado contra el visto bueno de la burocracia, se ha solventado con la alegría que eso supone ahora para los responsables del ministerio de Educación y Cultura y más concretamente para los del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) dirigido por Miguel Ángel Recio.
David Afkham cuenta con el respaldo de la mayoría de los miembros de la orquesta. Y a él también le entusiasma el reto. ¿Para qué barajar otras posibilidades entonces? Se han explorado por la sencilla razón de que la frustración del primer intento fallido convirtió en un reto difícil la tarea de volver a convencerlo. A punto ha estado también Afkham de firmar en Gotemburgo (Suecia), donde Gustavo Dudamel dejó vacante el puesto que finalmente ha caído en manos de Kent Nagano.
El director técnico de la ONE, Félix Alcaraz, ha pasado gran parte de su tiempo tomando el pulso a los músicos para lograr consensos. Su tarea más urgente estos meses se ha centrado en cerrar un nombre. El músico alemán, ganador en 2008 del concurso Donatella Flick y en 2010 del primer certamen para jóvenes talentos en Salzburgo, se ha impuesto a otras figuras barajadas. Finalmente, Afkham ha vuelto a dar el sí. Esta vez, sin sustos.
El elegido ya despertaba magníficas vibraciones cuando su nombre fue propuesto en firme: el hecho de que su elección no se resolviera frustró los ánimos de la orquesta. Es una de las figuras europeas de su generación con mayor proyección. Asistente de la Gustav Mahler Jungendorchester, se ha lucido en los podios de las mejores formaciones a su corta edad. Ha dirigido a la Concertgebouw de Amsterdam, la Staatskapelle de Dresde, la Chicago Symphony, la Simón Bolívar, Los Angeles Philarmonic o la London Symphony, donde ha sido asistente a lo largo de dos años…
Le reconocen mano izquierda —fundamental para seducir a una formación de carácter conflictivo como es la ONE— y una gran profundidad en el tratamiento del repertorio que domina. Forma parte de una generación que abre nuevas puertas, que afronta la música de una manera mucho más espontánea. Afkham está llamado a revitalizar una orquesta que se juega muy seriamente su futuro.
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