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Los Coen y el primo perdedor de Dylan

El dúo retrata con ironía la explosión del 'folk' de los sesenta a través de la historia de un perdedor basada en Dave Van Ronk

Gregorio Belinchón
Vídeoblog de Carlos Boyero sobre la película de los hermanos Joel y Ethan Coen.
Vídeoblog de Carlos Boyero sobre la película de los hermanos Joel y Ethan Coen.GUILLAUME HORCAJUELO

Joel mira seco, Ethan ríe bastante más. Pero ambos funcionan como un monstruo con dos cabezas: uno habla y enlaza con lo expresado por el otro. Son los hermanos Coen, creadores de un universo disparatado, irónico, autoparódico de algunos de los mejores chistes del cine de los últimos años. A su terreno, ese en el que nunca se sabe si lo que cuentan es serio o sencillamente están cachondeándose junto al espectador de una serie personajes anonadados, han traído el advenimiento del nuevo folk en el Village neoyorquino de 1961 en su filme Inside Llewyn Davis.Y lo cuentan a través de los ojos derrotados de un cantante que vive gorroneando sofás donde dormir, que descubre que ese no es su tiempo, que siente cómo el desengaño se adentra en su alma: es el Davis del título, creado en parte a imagen de un cantautor real de aquel tiempo, Dave van Ronk, el reverso cariacontecido de Dylan.

Ayer en Cannes los Coen aparecieron rodeados de parte de su reparto: Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Carey Mulligan y el protagonista, Oscar Isaac, que ha recorrido un largo trecho desde Ágora. También estaba T-Bone Burnett, mago de la música, amigo íntimo de los dos hermanos, que aman las mismas melodías que él. Ethan contaba que el inicio del guion fue pensar “cómo era el Village en 1961”, y en la línea musical siguió Joel. ¿Es la banda sonora más importante que el mismo guion? “Casi no hay intriga ni historia, nosotros lo único que hicimos fue seguir al gato”, en referencia a un felino tan protagonista como el propio Davis, un animal que sirve para trasladar de nuevo la Odisea (ya seudoadaptada por los hermanos en O brother) a su cine, y que avanza en la vida con más sentido que el protagonista. “Conocemos bien ese tipo de música”, remata Ethan.

Justin Timberlake, preguntado por su propio camino en la música, aseguró: “He conocido a toneladas de personas en esta industria, unas con más talento y otras con ninguno. Y muchas veces ese talento no tiene que ver con la llegada al estrellato. Yo estuve en el lugar exacto y con la gente adecuada. Solo se mantienen quienes continúan con la inspiración del primer momento y no se dejan intimidar por todo aquello que les pueda impedir expresarse”. En cuanto a su personaje, el amigo triunfador, el artista que vende, Timberlake explicó que su aspecto, relamido y con barba pulida, copia a las “fotos de un cantante folk irlandés”. “Además me va lo de hacer el ridículo. Oye, y me gustaba la barba”. Más en serio, incidió en su personaje: “Es parte de la transición musical de aquellos tiempos. Crecí en Tennessee, cuna del blues y del rock, y mi primera lección me la dio mi abuelo cuando me enseñó a tocar la guitarra. Así que con los Coen charlé sobre todo de cómo debían de sonar Jim y Jean [el dúo que compone con Carey Mulligan]”.

Oscar Isaac, actor guatemalteco criado en Miami, tuvo una banda hace años tras licenciarse en Juilliard. Aun así, dudó en cómo encarar los momentos musicales, hasta que T-Bone Burnett le dio la clave: “Me dijo que para interpretar a Llewyn en el escenario debía de cantar como si lo hiciese para mí mismo. Davis no solo tiene una relación tortuosa con el éxito, es que combina en su vida un mal timing y unas tendencias autodestructivas, relacionadas con cómo entiende la integridad”. Y así se le escapa su oportunidad, mientras en el mismo bar en que actúa empieza un tal Bob Dylan. “Pasamos tiempo viendo actuaciones, cantantes... Estuvimos jodidos hasta que encontramos a Isaac”, aseguró Ethan. Joel comentó que suelen escribir pensando en actores determinados, “aunque de vez en cuando nos gusta cambiar el paso, forzar a intérpretes en personajes lejanos a ellos, y que se sorprendan y nos sorprendan”. Como hacen ellos y su manera de ver el cine, un estilo que ya les ha dado, entre decenas y decenas de premios, la Palma de Oro de Cannes en 1991 con Barton Fink.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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