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CRÍTICA: 'INDIGNADOS'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Simbolismo de denuncia

El documental de Gatlif pretende sostenerse con un engranaje en el que no caben los diálogos, ni los discursos, ni los datos, ni la voz en off

Javier Ocaña

Si por algo se han caracterizado hasta ahora las películas del francés de origen argelino Tony Gatlif es por ser obras compuestas desde la rabia, el tesón y la desmesura, afilados navajazos de cine social anclados, más que en la tierra, directamente en el barro. Quizá por ello resulte tan chocante que en su acercamiento al movimiento social de los indignados, el director de, entre otras, Vengo, Swing y Exils, se haya puesto tan etéreo, más poético que directo, más simbolista que exigente. Puede que, incluso, con un punto desapasionado y autocomplaciente. Al menos eso es lo que se siente al ver Indignados, paseo alrededor de los movimientos de denuncia provocados por la crisis económica y social de los últimos años, que vivieron uno de sus momentos álgidos en aquel 15-M español de hace ahora justo dos temporadas, y de cuyas manifestaciones, entre otras de toda Europa, da cuenta la película. De hecho, el primer pensamiento que llega con este estreno es que, desde luego, llega tarde, aunque en realidad la crisis se siga manteniendo en la cúspide.

INDIGNADOS

Dirección: Tony Gatlif. Intervienen: Betty, Fiona Monbet, Isabel Vendrell, Nawel Ven Kraiem. Género: documental. Francia, 2012. Duración: 88 minutos.

Libremente inspirado en ¡Indignaos!, el texto de Stéphan Hessel, pero lejos de la emocionante cercanía del Libre te quiero de Basilio Martín Patino, el documental de Gatlif pretende sostenerse con un engranaje en el que no caben los diálogos, ni los discursos, ni los datos, ni la voz en off. De hecho, es tan poco concreto que necesita de reconstrucciones y dramatizaciones que nada acaban aportando, y apela finalmente a una poesía visual estereotipada que nunca podrá captar el actual estado de incomprensión y enervamiento que punza a la sociedad europea. Una película sobre la presente convulsión, sobre la puñalada trapera que nos están pegando, debería servir para movilizar mentes y cuerpos. Indignados, en versión cinematográfica de Tony Gatlif, les dejará mustios.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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