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Erlend Loe: “Los jóvenes no valoran lo que ha costado llegar aquí”

El escritor publica 'Naíf.Súper', una fuerte crítica al sistema y a la sociedad de consumo y la comodidad de la mano del humor

El escritor noruego Erlend Loe.
El escritor noruego Erlend Loe.basso cannarsa

“Últimamente mi vida ha sido extraña. Llegó un momento en que perdí el interés por todo”. Una reflexión corriente para más de uno, si no fuera porque quien la dice es un muchacho de tan solo 25 años, e hijo privilegiado del Estado del Bienestar.

La precipitación hacia ese vacío emocional y existencial es lo que retrata el noruego Erlend Loe (Trondheim, 1969) en la novela Naíf.Súper (Nórdica Libros). Una fuerte crítica al sistema y a la sociedad de consumo y la comodidad de la mano del humor, la ironía, el sarcasmo, la sátira y la reflexión. Eso es esta novela, que aunque fue el debut literario de Loe en 1996, con 26 años y en mitad de la fiesta de riqueza y optimismo europeos, su discurso adquiere una interpretación y relevancia importantes teniendo en cuenta el momento que afronta Europa y el horizonte de riqueza hacia el cual se dirige Noruega.

Aunque Naíf. Súper apareció hace 17 años, su vigencia, reflexiona Loe, se debe a que el hedonismo y la ligereza que marcaron la forma de vivir de los jóvenes en los noventa, y parte del siglo XXI, fue gracias a la equivocada interpretación del trabajo de sus padres y abuelos durante años. No se supo aprovechar ni potenciar ese esfuerzo. “Todo por lo que ellos lucharon de repente no tenía ningún sentido. Daba la sensación de que la sociedad funcionaba tan bién que no valía la pena contribuir. Todo estaba hecho”.

Error. “Hay que preservarlo. Los jóvenes han nacido y crecido ya con esos logros, y creen que todo está dado porque sí”, se lamenta Loe, quien es, además, traductor y guionista y crítico de cine. “No han sabido valorar lo conseguido, el trabajo que ha costado llegar hasta aquí y mantenerlo”. Insiste en que “se ha olvidado por qué se hizo y se creó todo este sistema de bienestar”.

Su generación, cuenta Loe, tenía una actitud contra el mundo: “La vida que nunca llegaba. Esa dinámica de contemplar y de consumo sigue aquí a la orden del día, y seguramente más”.

La juventud de los noventa era cínica y con ínfulas nihilistas. Lo peor que se podía ser, o parecer, era ingenuo, recuerda el autor. “Se puede resumir en Pulp Fiction, de Tarantino. Todo es estupendo pero vacío, referencias de referencias, y con esta novela quería entrar a fondo sin caer en el sentimentalismo”.

Ahora espera “que la crisis europea rescate los valores extraviados” de padres y abuelos. Especialmente en Noruega, que vive un gran momento económico, y sus gobernantes y su población podrían verse obnubilados por tanta riqueza y trastocar ciertos sistemas y principios. Erlend Loe confía en que Europa sea un espejo para ellos. ¿Pero la mentalidad capitalista no es galopante? De momento, dice, “el sistema socialdemócrata controla todo y no permite desvaríos a los bancos. El colapso bancario de Europa es difícil que se viva aquí”.

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