Bolívar corta una oreja de un ‘cuadri’ en el cierre de la feria de Castellón
El diestro cortó la única oreja del último festejo de la Feria de la Magdalena a un gran toro, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre
Rafaelillo se enfrentó en primer lugar a un miura muy en tipo de este encaste: fachada aparatosa y más de 600 kilos, que cumplió de sobra en varas en las tres veces que fue al caballo, y que, al contrario que en la víspera, tuvo un comportamiento muy complicado en la muleta, a la defensiva, agarrado al piso y con malas ideas. Con semejante material, al murciano no le quedó más remedio que abreviar ante la imposibilidad de armar faena.
El quinto fue otro toro de Miura grandón y cargado de kilos, pero esta vez encima fue un manso que se negó a embestir y, cuando lo hizo, fue a base de topetazos, sin entrega y tratando de echar mano a un Rafaelillo que solventó la papeleta con firmeza y arrestos, lo que le valió para, tras una gran estocada, dar una vuelta al ruedo.
Uceda tuvo un victorino que, a pesar de las cosas feas que hizo en los primeros tercios, sin embargo, tuvo cierta movilidad en la muleta, lo que aprovechó el madrileño para construir una labor de menos a más, en la que hubo pasajes de muy buen nivel sobre ambas manos por el gusto, la elegancia, la ligazón y el sometimiento con el que interpretó el toreo. Perdió premio con los aceros.
Dos toros de Miura, otros dos de Victorino Martín y otros tantos de Cuadri. Corrida bien presentada en su conjunto y de poco juego, a excepción del gran sexto. El primero, de Miura, bronco y difícil; el segundo, de Victorino, encastado; el tercero, de Cuadri, sin transmisión; el cuarto, de Miura, manso y a la defensiva; el quinto, de Victorino, descastado y parado; y el sexto, de Cuadri, bravo y con muchísima clase, de nombre 'Comino', número 32, negro de capa, premiado con la vuelta al ruedo.
Rafael Rubio Rafaelillo: estocada atravesada y tres descabellos (silencio); y estocada (vuelta al ruedo).
José Ignacio Uceda Leal: estocada desprendida y dos descabellos (ovación); y gran estocada (silencio).
Luis Bolívar: casi entera y tres descabellos (silencio); y estocada (oreja con petición de la segunda).
La plaza tuvo media entrada.
El quinto, en cambio, no tuvo nada que ver. Un victorinodescastado y sin fuelle con el que Uceda Leal no pudo pasar prácticamente de las probaturas. Lo mejor, la gran estocada final, de manual.
El primer cuadri de Bólivar, lejos de ser áspero y difícil, fue más bien un toro insulso que aportó poco y con el que el colombiano tampoco anduvo lo que se dice inspirado. Faena, por tanto, sin historia.
En el sexto remontó la tarde por la extraordinaria bravura, nobleza, clase y transmisión que tuvo el cuadri, que puso fin a la feria. Un toro de bandera en todos los sentidos. Y también gran Bolívar, que lo entendió a la perfección desde el principio para estructurar una labor compacta, rotunda y cargada de emoción.
Toreo de mando y poderío, temple y hondura, todo por abajo y perfectamente hilvanado. El toro respondió a cada envite del colombiano, que por momentos toreó a placer. Importante faena de Bolívar que agarró una buena estocada. La gente pidió el doble trofeo, pero el presidente otorgó sólo uno, aunque sí concedió la vuelta al ruedo en el arrastre al gran toro de Cuadri.
En este cierre de la Feria de Castellón hubo un lesionado. El banderillero Manuel Molina sufrió una fea voltereta al tratar de clavar un par de banderillas al segundo toro del lote de su matador, Uceda, y, una vez en el suelo, el astado le pegó un pisotón en la mano izquierda, por el que tuvo que entrar a la enfermería del coso castellonense.
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