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El instinto de supervivencia del ‘reguetón’

El género, liderado por Daddy Yankee, goza de un estupendo estado de salud Ha sufrido vilipendios desde que se asomó a la escena musical latinoamericana

El músico Daddy Yankee.
El músico Daddy Yankee.

La cartelera Hot Latin Songs de Billboard amaneció esta semana dominada por el reguetón. De los cinco primeros lugares, cuatro son propiedad de las estrellas del género, incluso el sitial de honor, que lo ocupa Daddy Yankee con Limbo, el más reciente sencillo de su disco Prestige (2012). Y es que a pesar del vilipendio que ha sufrido desde que se asomó en la escena musical latinoamericana -en la primera mitad de los noventa- de parte de los censuradores sociales y de los inquisidores de la cultura popular, el estilo goza, al menos creativamente, de un estupendo estado de salud. Ni siquiera el veto que le aplicó el gobierno cubano en diciembre, por considerarlo sexista, mediocre, seudoartístico, agresivo y vulgar, ha podido frenar una corriente cuyo instinto de supervivencia lo llevó a establecer sociedades con otras candencias sonoras, incluso en La Mayor de las Antillas, donde surgió el cubatón, etiqueta propuesta por el sello sueco Topaz para describir el encuentro del dembow cocinado entre panameños y boricuas con la timba (una forma moderna de interpretar el son montuno).

“El Caribe, en su máxima expresión, fue el disparador de mi nuevo álbum”, explica Daddy Yankee. “En Prestige encontrarás al reguetón hermanado con la salsa, el merengue, la bachata, y con los sonidos de mis vecinos de las Antillas Menores, donde hay una música increíble. De ahí fue que me inspiré para hacer canciones como Lovumba y Limbo. Sin embargo, también le di cabida a la electrónica, pues desde los principios de nuestro género siempre fue una pata importante”. Tanto Lovumba como Limbo están imbuidos en la soca rebelde que en los ochenta patentó Arrow, fallecido ídolo musicales de la isla de Monserrat, corriente que marcó igualmente al indie y al dubstep. Esta última manifestación flirteó asimismo con el reguetón, al punto de que el inglés James Blake, una de sus grandes sensaciones, confesó sentirse atraído por su par puertorriqueño. “El reguetón tiene un concepto interesante, especialmente porque geográficamente está bastante lejos”, asegura el exponente que pondrá a la venta el próximo 8 de abril su segundo álbum, Overgrown. “Estoy interesado en la percusión, en todo lo que genera”.

¿Será el reguetón el dubstep del Caribe? Ambos comparten rasgos que permiten que la especulación sea posible. Los une su naturaleza periférica, la inclinación discotequera, el uso del auto-tune y hasta la manera de labrar la canción. Aunque lo que sí no ostenta la avanzada británica es el sugerente perreo, el baile de un ritmo en el que, como contraparte, las ventas han caído considerablemente en los últimos tiempos (Prestige llegó a vender en su primera semana en Estados Unidos apenas 8511 copias). No obstante, si antes cualquier paralelismo entre estos estilos era descabellado, la dupla boricua Jowel & Randy se encargó de apuntalar el acercamiento, luego de un viaje a Londres el año pasado en el que descubrió el caballito de batalla de la bass music. Así nació Ragga dub, primer sencillo de su inminente elepé, Sobredoxis, que saldrá a la venta durante 2013, y que confirma la evolución del tropical bass, familia de géneros latinos de la que forman parte, amén del reguetón, el tribal guarachero, la changa tuki, el dembow dominicano, la champeta y el baile funk.

Al tiempo que la cumbia villera argentina apelaba al ritmo antillano para manufacturar el sonido de los turros -la tribu urbana hostigada por la prensa y la clase media del país sudamericano-, con la controvertida boy band Los Wachiturros a la cabeza, Don Omar seguía sacándole rédito al tema que lo lanzó al estrellato, Danza kuduro (inspirado en Vem dançar kuduro, del francés Lucenzo), súper éxito en el que secuestró el kuduro angoleño para instalarlo en la cuenca caribeña. Además, mientras el romantic style panameño se consolidaba con Vives en mí, lo nuevo de Nigga, y Colombia y Venezuela se introducían con fuerza en la música urbana, el moombahton se tornó en una de las divas del último verano europeo. Articulado en 2010 por el DJ estadounidense Dave Nada, la propuesta conjuga el dutch house y el electro con el reguetón. Pero su crecimiento fue tan desmesurado que incitó la aparición del moombahsoul y del moombahcore. “Me enteré de él a través de los DJs de música electrónica que vienen a Puerto Rico a tocar”, comparte Daddy Yankee. “Y hasta me pidieron que me trepe a cantar con ellos”.

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