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Tentaciones

Primavera Sound el cartel, y La Gala

Phoenix, Nick Cave o The Postal Service serán algunos de los cabezas de cartel del festival barcelonés.

Xavi Sancho

"Esta noche acabamos los abonos del PS 13", rezaba un tuit mandado la mañana de ayer por uno de los organizadores del Primavera Sound. Faltaban horas para que arrancase en la barcelonesa Sala Apolo lo que se ha venido llamando La Gala, que no es más que un evento en el que se presentan los artistas que actuará en la edición 2013 de este festival que se sucede cada último fin de semana de mayo en la ciudad de Barcelona y, desde 2012, siete días después en Oporto.

Tras 45 minutos durante los cuales que se suben al ecenario La Bien Querida y Extraperlo, Johann Wald ejerce de presentador simpático y enrollado (imitación de Rufus Wainwright, chanzas sobre la modernidad de Barcelona que obvian el fenómeno Malasaña, lo mejor que le ha pasado a la Ciudad Condal en décadas) e incluso Albert Guijarro, director del evento, se permite un discurso sustentado en el sentimentalismo y la emoción, unas animaciónes de 130 segundos presentan finalmente la alienación del evento. Ya se sabía de los británicos Blur, pero quedaba desvelar el resto del pack, que este año, como por otra parte ya viene siendo habitual, se sustenta en el clasicisimo, el revival de cierta época de la independencia (llevamos ya un par de años trabajando el retorno de los 90 y este año actúan The Breeders), la modernidad en sus diversas morfologías, los fenómenos independientes nacionales y agradecidas incursiones a los confines de todo esto, que el año pasado llegaban en forma de metal y éste apuestan de nuevo por el hip- hop y la música africana. En el mundo de lo nuevo, esta es toda la novedad que a la que hoy podemos aspirar.

Así pues, en 2013 pisarán el Parc del Fòrum veteranos del desorden como Nick Cave, Wu Tang Clan (celebran su vigésimo aniversario y llegan con la formación original, menos el finado Ol' Dirtry Bastard, claro), Dead can Dance o Dexys; realidades actuales del pop que no quiere decidirse entre su independencia y su sumisión, como Jessie Ware o Solange; iconos del underground moderno como Animal Collective, Grizzly Bear o Phoenix; jóvenes promesas del revivalismo como Foxygen; nuevas realidades del calibe del combo psicodélico australiano Tame Impala, maravilosas anomalías como el rapero Killer Mike, cuota patria actual (Tarántula, Free Fall Band, Manel), cuota patria clásica (Los Planetas) e incluso cuota patria de revival (El Inquilino Comunista, los Sonic Youth de la margen derecha del Nervión). En fin, da la sensación de que ya se sabía, si no lo mejor, sí lo más notorio. El resto, viendo la reciente trayectoria del evento era, si no previsible, sí menos sorprendente de lo que un hashtag anunciando el mejor festival de la historia, epígrafe bajo el que se ha manejado la frenética actividad en redes sociales del evento durabnte el úiltimo mes, podría prever.

De cualquier modo, si algo nos cuentan los gritos de euforia por parte del respetable cada vez que se anuncia un nombre del cartel (incluso los más ignotos, ser moderno es un trabajo a tiempo completo en la actualidad), es que Primavera Sound es una marca consolidada, con un público fiel y capaz de generar expectativas que ninguna realidad podrá jamás debatir. Las invitaciones para este evento, tanto la versión original en Apolo, como la subtitulada a través de red que se disfruta en la madrileña Sala El Sol, se acabaron en horas. El acto ha sido retransmitido por Internet para todo el mundo. Por tuitter rondaban ayer seres humanos calibrando el dinero que podrían sacar de una hipotética reventa. Incluso a principios de mes un blog británico colgó en su sitio un cartel falso del evento. Alguien pidió a los organizadores que vinieran los Rolling Stones (el año que viene alguien pedirá que los responsables del PS que reformen los Beatles, esta es la todopoderosa imagen que se han forjado) y en un perfecto homenaje a los 35 años de Rumours, rondaba el rumor de que Fleetwood Mac serían este año el caballo de Troya de todo eso. Dos días antes, en un ejercicio que solo puede ser calificado como un enorme acto de conciliación con el estado de las cosas, se anunció a bombo y platillo el nombre de la cerveza que ejercería este año de patrocinador principal. Hace unas décadas, un patrocinador para un evento alrededor de la música independiente era inconcebible, luego fue algo no deseable, más tarde se convirtió en una realidad ineludible pero invisible y hoy ha alcanzado el cariz de acontecimiento. Más o menos, es este el mismo trayecto vital de un evento que es capaz de, con poco minutos de diferencia, despertar la hilaridad con una serie de vídeos cómicos alrededor de una clínica de desintoxicación para modernos (se les prohíbe visitar el PS como parte de la terapia) y resultar peligrosamente pedante y manido al repasar nombre a nombre los logros de su cartel actual. Y es que lo cierto es que, a estas alturas, el PS se ha convertido en lo que los economistas llaman un producto rígido, algo cuyo valor no fluctúa, se mantiene constante, incluso ante los más salvajes vaivenes de la realidad. Es lo mismo de siempre, pero, como siempre y como aventuraba el organizador del tuit (aunque tal vez se equivocaba con el horario y tarden algunas semanas), agotarán las localidades.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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