Estilistas ante la cámara
Canal + estrena un documental sobre las creadoras de las imágenes en ‘Vogue’
La culpa de todo la tiene The September Issue. El éxito del documental de R.J. Cutler sobre la revista Vogue y la forma en que en 2009 catapultó a la fama a Grace Coddington, su directora creativa, demostró que las estilistas —antes tan desconocidas que hasta 1988 ni siquiera aparecían en los créditos— podían interesar a un público más amplio que el de los fanáticos de la industria. Y que la publicación podía beneficiarse de ello en su carrera por convertir Vogue en una marca global. En esa estela, debe entenderse Editoras de Vogue, un documental producido y dirigido por Fenton Bailey y Randy Barbato, en colaboración con la televisión HBO, que hoy (20.25 horas) estrena Canal + en España.
El proyecto forma parte de la celebración del 120 aniversario de la cabecera estadounidense y se acompaña de un libro, The Editor’s eye (Abrams), que recopila algunas de las indelebles imágenes que ocho mujeres concibieron junto a fotógrafos como Richard Avedon, Helmut Newston o Irving Penn. Anna Wintour, directora absoluta de Vogue, escribía así sobre ellas en el número de diciembre: “Cuando llegué en 1988, decidí acreditar a las editoras en las fotografías. Hasta entonces, no se las veía ni se oía hablar de ellas. Eran como magos que ejercían su magia detrás de su versión de una cortina: la página de una revista”. El documental y el libro descorren definitivamente la cortina y presentan el estilo, la personalidad y el trabajo de Babs Simpson, Tonne Goodman, Phyllis Posnick, Jade Hobson, Carlyne Cerf de Dudzeele, Polly Mellen, Camilla Nickerson y Grace Coddington. Debido al gran magnetismo de Coddington en la cinta anterior, y al hecho de que Editoras de Vogue coincide con la publicación de sus memorias, en esta ocasión la carismática pelirroja cede espacio a sus colegas y a figuras como Diana Vreeland, Grace Mirabella o Lee Miller. Anna Wintour dirige la función desde el plano inicial y define así el papel de las estilistas: “Son productoras, directoras y psicólogas”.
“Ellas colaboran con el fotógrafo para lograr una imagen de moda que refleje la idiosincrasia del momento”, defiende en la cinta Hamish Bowles, editor europeo de Vogue. Las anécdotas que sucedieron en la trastienda de algunas de las más célebres fotografías de moda salpican el relato de curiosidades y aventuras. Desde las 15 caravanas de ropa que Polly Mellen llevó a Japón para una memorable sesión con Verushka y Richard Avedon —que permanece como la más cara de la historia de la publicación— hasta el recuerdo de cómo un Keith Richards lleno de amor le cantaba fuera de plano a Patti Hansen mientras ella posaba para Jade Hobson. Con mención especial a la improvisación que terminó con Nastassja Kinski desnuda y besada por una enorme serpiente enroscada en su cuerpo.
Lo diferenciado de sus estilos y sus épocas permite que el repaso a sus carreras se convierta en una buena síntesis de la evolución de la moda en los últimos 50 años. La extravagante aristócrata Carlyne Cerf vistió la era de las supermodelos y jugó a dinamitar fronteras entre la alta costura y la calle; la siempre angustiada Camilla Nickerson ofreció una visión enrevesada y soterradamente perversa de los años noventa; la perfeccionista Phyllis Posnick estableció un vínculo narrativo singular con el fotógrafo Irving Penn, y la prístina mirada de Tonne Goodman articuló la conversión de las actrices de Hollywood en el material primordial de la revista a partir del año 2002.
Wintour decidió incluir sus nombres en las fotografías desde 1988
La distancia entre ellas queda clara cuando le muestran a Babs Simpson, que vistió a Marilyn Monroe en su última sesión fotográfica con Bert Stern en 1962, una imagen de Lady Gaga que fue publicada en la revista en 2011. “¿Es un chico o una chica?”, pregunta la venerable anciana, ya casi centenaria. Es una separación no solo temporal. Bailey y Barbato, los directores, se declaran “obsesionados” por las editoras de moda y su fascinación es evidente en la cinta. Aun así es imposible no reparar en la tensión que se respira cuando Annie Leibovitz reúne a las ocho protagonistas para una fotografía. Por mucho que la voz en off de Wintour clame que forman una familia llena de ternura y cariño. Cuenta Polly Mellen que cuando, recién llegada a la revista, Diana Vreeland le encargó el monumental viaje a Japón con Avedon ella le expresó su preocupación por la reacción de sus compañeros. “¿Quién necesita amigos?”, le respondió la siempre afilada Vreeland.
Las impresiones y recuerdos de muchos de los sujetos fotografiados —Nicole Kidman, Alber Elbaz, Nicolas Ghesquière, Patti Hansen, Linda Evangelista…— sirven para explicar el poder que estas mujeres han ejercido durante el último medio siglo. Y eso a pesar de su invisibilidad para el gran público. Pero su talento reside, como afirma el documental, en “encontrar el equilibrio exacto entre enseñar la ropa y todo lo demás”.
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