Elías Querejeta en estado puro
TVE emite esta noche (La 2, 23.20) un documental que indaga en la trayectoria de uno de los productores más destacados del cine europeo
Empieza el documental, y empieza el espectáculo. Es Elías Querejeta en estado puro. Es El Productor, el hombre que tiene preguntas como respuestas a otras preguntas, el creador que empujó el cine español a finales de los sesenta, y los setenta y ochenta. Y a Querejeta (Hernani, 1939) nadie le rechista. Tanto que el documental 24 horas en la vida de Querejeta, que esta noche se emite en La 2 (23.20), ni siquiera se llamaba así. Gerardo Sánchez y Alberto Bermejo, codirectores y miembros del programa Días de cine, no tienen pudor en mostrar cómo Querejeta se inmiscuye en su pieza.
“No tengo parámetros para saber qué es eso del cine de autor”
Empezando por ese título, que debía haber sido 24 horas en la vida del cineasta, ante el que rechista con un “¿Qué van a decir los cineastas?”, hasta sus protestas por las claquetas —“Tenéis que hacer una pieza con imágenes de ellas”, y los directores así lo hacen— y acabando con su presencia en el montaje —al que llega tras un zalamero “me gustaría ver el montaje”, con el que ha debido de comer la oreja durante lustros a sus directores— y su respuesta ante si fue el gran abanderado del cine de auteur: “En el cine lo industrial está ligado con el arte. No tengo parámetros para saber qué es eso del cine de autor”. Lo mismo sirve para hablar de su conexión con el espectador. “No sé lo que es eso, como tampoco sé muy bien lo que le gusta al público. Sí sé lo que me gusta a mí”.
Elías Querejeta es el productor que ha estado detrás de los trabajos de Carlos Saura, Jaime Chávarri, Emilio Martínez Lázaro, Fernando León, Víctor Erice (el único que no aparece en el documental tras su enfrentamiento en el montaje de El sur), Eterio Ortega, Manuel Gutiérrez Aragón o su hija Gracia Querejeta. Llegó a estar en Cannes el mismo año con dos peliculones como Cría cuervos y La familia de Pascual Duarte. Es el hombre de las eternas discusiones sobre cine, de las sobremesas que acaban después de la cena. De un productor que, como confirma Saura, “nunca mete mano en el guion”; que, como dice Gutiérrez Aragón, “se mete en todo”, o que, como apunta Martínez Lázaro, “es riguroso, aunque más cabezota”.
Querejeta nació en Hernani y recuerda que su primer grito político se lo soltó de crío a su padre: “Aita, aita, viva Cristo Rey, el comunismo y la libertad”. Triunfó en el fútbol antes de dedicarse al cine codo con codo con Anton Eceiza, y poner un millón de pesetas para el presupuesto de La caza, de Saura —“El otro millón del presupuesto lo puso mi padre”, recuerda el director—. Y creó un estilo inconfundible, aunque a él eso le suene a chino, de vigorosa creación artística.
“Viva Cristo Rey,el comunismo y la libertad” fue su primer grito de crío
Querejeta se confiesa cómodo en la sala de montaje, su reino. “Me gusta el trabajo allí y rodar en orden cronológico, para así ver cómo avanza el filme”. Aunque poco después cuenta: “¿Sabes lo que me dijo un día Pablo del Amo [mítico montador]? 'Tú no eres un montador, tú eres un carnicero”. El productor asegura que las semillas de una buena película están en el guion y en el montaje.
Igual que manda en un rodaje, lo hace en casa. Su hija Gracia cuenta que a pesar de que le dijo que quería dirigir cine, le obligó a hacer una carrera... Lo que no le doblegó para acabar realizando joyas como El último viaje de Robert Rylands o Siete mesas de billar francés. Otros fueron incluso más duros: con Erice no se habla desde que Querejeta dio por acabado el montaje El sur, mientras que el director creía que aún faltaba material. O la censura, que le obligó a dejar en sus dos primeras palabras el título de La caza del conejo. “Después del franquismo, ya se pudo contar la realidad como era”, recuerda el mito.
El mito que está detrás de Deprisa, deprisa; Mamá cumple 100 años; Elisa, vida mía; El desencanto; La prima Angélica; El espíritu de la colmena; Ana y los lobos; El jardín de las delicias o Peppermint frappé sigue aún en la brecha. Y junto a su eterno Saura prepara 33 días, sobre la realización por Picasso del Guernica. “Somos como un viejo matrimonio con muchos hijos exitosos”, dice Saura. Y ahí continúan.
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