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Las decalcomanías y objetos de Óscar Domínguez encuentran su sala en el Reina Sofía

El Reina Sofía rinde homenaje al tinerfeño Óscar Domínguez, uno de los artistas surrealistas más influyentes

E. F.-S.
'Los sifones' (1938), de Óscar Domínguez.
'Los sifones' (1938), de Óscar Domínguez.JOAQUÍN CORTÉS/ROMÁN LORES

Para André Bretón Óscar Domínguez fue una “nueva fuente de emociones”, especialmente por esa técnica suya, la decalcomanía, que, como un juego de magia para niños, sacaba formas de borrones de tinta líquida. Así explicaba Bretón la técnica: basta con extender una mano, “mediante un pincel grueso, guache negro más o menos diluido en distintos puntos de una hoja de papel satinado blanco”, que luego se recubre inmediatamente con otra igual, sobra la que se ejerce una ligera presión. Esta técnica fue un invento de fecha de nacimiento difusa (1934 o 1936) en la que el artista surrealista canario (La Laguna, Tenerife, 1906-París, 1957) perfiló las sombras de su inconsciente. El Museo Reina Sofía dedica ahora un nuevo espacio a artista centrado en sus decalcomanías y sus objetos surrealistas.

Hombre extravagante y extremo (se suicidó a los 51 años), Domínguez no era solo un pintor surrealista, era la representación misma del surrealismo. André Breton y Paul Éluard fueron sus dos grandes amigos. Con el primero rompió relaciones en los años cuarenta, mientras que la muerte de Éluard, en 1952, le dejó sin uno de los escasos amigos que lograba calmar los truenos de su excesiva personalidad. Domínguez, escribió Ernesto Sábato, “fue siempre un surrealista en su modo de concebir y resistir la existencia”.

El descubrimiento de la decalcomanía fue un hito, como apuntó Bretón, que, como recuerda en un texto la conservadora del Reina Sofía Paloma Esteban, “pasaría a integrar el repertorio de muchos seguidores del surrealismo”.

En el Reina Sofía se exhibirán un total de 30 piezas, además de revistas, libros, cartas, una maqueta y una película que el director francés Alain Resnais le dedicó. La primera decalcomanía (en la colección) apareció en la portada de un libro del crítico canario Eduardo Westherdarl, impulsor de este movimiento en España. Sobre los objetos surrealistas, Westherdarl decía: “son objetos que no son lo que representan, sino cosa distinta de lo que son”. El tirador, Juego, Peregrinaciones de Georges Hugnet o y 1955, piezas cedidas por otras instituciones para esta sala, muestran esos objetos que ya no son lo que representan.

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Sobre la firma

E. F.-S.
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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