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Kim Ki-Duk da la campanada en Venecia

El León de Plata al mejor director es para Paul Thomas Anderson, por 'The Master'

Toni García
El actor estadounidense Philip Seymour Hoffman posa con el León de Plata concedido a la película 'The Master'.
El actor estadounidense Philip Seymour Hoffman posa con el León de Plata concedido a la película 'The Master'.DANIEL DAL ZENNARO (EFE)

A medida que iban cayendo los premios de la 69ª edición de La Mostra de Venecia se veía más claro que las predicciones de la (siempre muy informada) prensa local sobre los galardones tenían una sólida razón de ser. A la obvia candidatura de The master se habían sumado en los últimos días la competencia de la obra del coreano Kim Ki-Duk, Pietà y la del filipino Brillante Mendoza, Sinapupunan. Cierto es que el término “justicia” como sabemos muy bien en este país es descaradamente maleable pero que Paul Thomas Anderson se haya ido sin el gran premio de este festival era una posibilidad que pocos contemplaban después de sopesar los méritos de unos y otros a un nivel puramente cinematográfico.

Así que cuando se leyó en el Palazzo del Cinema que el jurado había decidido dar el León de Oro a Kim Ki-Duk a muchos se les cayó el alma el suelo: el talento del coreano ha sido jaleado –con todo merecimiento- en otras ocasiones pero en esta casi parece una broma darle el galardón de más prestigio del certamen a un filme tan endeble (en imposible comparación con el del director estadounidense) como Pietà. La retorcida visión del realizador de la turbadora La isla o la preciosa Primavera, verano, otoño, invierno… primavera apuraba (o quizás sería mejor decir ordeñaba) en esta ocasión a sus personajes a base de torturarlos de un modo tan maniqueo que casi resultaba impostado: el delincuente de voluntad incestuosa, su madre y aquello tan recurrido de que nada es lo que parece. Una venganza con fuegos artificiales, fieramente efectista que –por lo visto- impresionó al jurado.

Ahora bien, cuando no hacía media hora que los premios se habían entregado diversos medios de comunicación estadounidenses (entre ellos las publicaciones digitales The Wrap o Playlist) citaban una fuente interna del jurado que al parecer relataba que las reglas del certamen prohíben entregar el León de Oro a un filme al que previamente se ha entregado el León de Plata con lo cual el grupo presidido por Michael Mann (siempre según esta versión y a falta de verificar esas reglas) habría preferido optar por entregar premios varios a la películas, entre ellos el León de plata (mejor dirección) y la Copa Volpi a los actores. Si todo esto resultara cierto el León de Oro era en principio para The master y finalmente se ha quedado a medio camino y le ha tocado la lotería a Kim Ki-Duk.

Así pues, especulaciones aparte, The master, la auténtica joya de La Mostra, ha tenido que conformarse (vamos a subrayar la palabra) con la Copa Volpi ex aequo a Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix y con el gran premio del jurado a la película, el León de Plata vamos. Si esto de por sí ya resulta francamente decepcionante lo de darle el premio del jurado a Ulrich Seidl, que persistía con su trilogía Paradise, era una broma de altos vuelos cuando había por lo menos media docena de obras netamente superiores a la suya

El resto de premios, algunos de ellos bastante marcianos, tampoco se libran de la crítica: premio Marcello Mastroianni para Fabrizio Falco por su papel en Cipri, un actor más que discutible ya fuera en aquella o en la Bella adormentata (donde también aparece), filme de Marco Bellocchio, una suerte de retrato de la sociedad italiana que después de días de autobombo, 16 minutos de aplausos en la premiere, y los inacabables parabienes de la prensa del país se ha ido a casa con las manos en los bolsillos. El premio a mejor actriz para Yadas Haron, notable protagonista del filme Fill the void, es bastante más interesante: una película que trataba un tema tan espinoso como el de los judíos ultra-ortodoxos con cierta habilidad… aunque acabara siendo presa de una indefinición genérica que provocaba risas cuando debía provocar llanto y a la inversa.

Se quedaron en el tintero obras que debieron gozar de mayor suerte (a falta de una palabra más adecuada) como la mencionada Sinapupunan, una especie de reflexión lírica sobre la religión y su encaje en la vida diaria tomando como punto de partida un pequeño pueblo de la costa de Borneo donde Brillante Mendoza demuestra (como ya hizo en la última edición del festival de Berlín) que es un tipo con talento, con buen ojo para captar matices de esos que pasarían desapercibidos para cualquier otro en su misma situación. Tampoco Olivier Assayas, director de Après mai, se ha ido contento del Lido, a pesar de competir con una paciente reflexión sobre los hijos de mayo del 68 con un mucho de Godard (según admitía el propio director) y otro mucho de autoretrato. A Assayas se le entendía todo, incluida su reflexión sobre los apabullantes cambios socio-políticos que llevan desde sus personajes hasta el panorama actual. Por lo menos la Fipresci, asociación de críticos, si lo tuvo claro y le dio su galardón a The master.

Así se finiquita la presente edición de un festival que el diario La repubblica de hoy definía como “mejor que el último festival de Cannes”. Ya se sabe, para gustos los colores.

Palmarés

León de Oro a la mejor película: Pietà de Kim Ki-duk

León de Plata al mejor director: Paul Thomas Anderson, por The Master.

Premio especial del jurado: Paradise: Faith, de Ulrich Seidl.

Copa Volpi al mejor actor: Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman por The Master

Copa Volpi a la mejor actriz: Hadas Yaron por Fill the Void.

Premio Marcello Mastroianni al mejor nuevo actor joven: Fabrizio Falco por È stato il figlio y Bella addormentata.

Premio a Mejor Guion: Olivier Assayas por Après mai.

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