El caso
Solo una cosa aprendí en la facultad de Ciencias de la Información: con la llegada de la democracia moriría la prensa del corazón y de los sucesos. El martes regresó Ana Rosa Quintana de vacaciones y cambió el pastel de la audiencia. TVE perdió un liderazgo mensual logrado gracias a los Juegos Olímpicos y fútbol diverso (lo recuperó ayer con la Supercopa) por culpa del llamado caso Bretón, por la desaparición de los niños Ruth y José y el encarcelamiento de su padre José Bretón.
La noticia de que los huesos y dientes quemados no eran de animales —según un primer informe del CSI español— sino de niños dio alas a un suceso que parecía en vía muerta.
Diez horas le dedicó Telecinco al caso y con ellas consiguió una audiencia global diaria del 17,5% frente al 10% de La 1, y daba la vuelta al líderazgo mensual. Ni siquiera el partido de vuelta de la Champions entre Panathinaikos y Málaga fue un gancho suficiente (21%) de la cadena pública ante el programa nocturno de Telecinco Nada es igual (21%), que conduce Emma García, dedicado a la reconstrucción del caso. Ya por la mañana, Ana Rosa Quintana se había impuesto en una rentrée espectacular con el mismo tema (22% de audiencia).
La cadena privada exprime el caso todo lo que puede, recordando al triste tratamiento que dio en 1992 a la desaparición de tres niñas en Alcàsser, cuando tantos excesos informativos cometió Telecinco y tantos réditos de audiencia le dieron. Ahora, de momento, no ha caído tan bajo. Otra cosa, más ética y estética, es que el jefe de la investigación policial vaya por la noche a su plató a explicar sus opiniones personales, eso sí, vestido de madero.
Telecinco hará el agosto tirando del caso Bretón y de los teleñecos Ruiz Mateos y Mario Conde, chorizos contrastados, uno, al parecer, con peor salud que el etarra Bolinaga, pues no le permiten ingresar en la cárcel, y el otro presidente in péctore de la República de España y de Galicia. La pareja de megachorizos ha dejado sin foco y como un pringao al mítico Dioni, al que solo se le ocurrió robar un furgón. Y es que en cuestiones televisivas, para conseguir audiencias, cuanto más grande mejor, ya sean robos, asesinatos o animales.
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