Viaje al hundimiento del ‘Lusitania’
National Geographic bucea en el ataque alemán contra un barco que mató a 1.198 personas
La bañera de un camarote, el cabestrante de un bote salvavidas, los instrumentos de navegación que el capitán tuvo entre sus manos… La cámara sumergida en el mar a casi cien metros de profundidad encuentra objetos que ayudan a recordar cómo era el Lusitania, el barco de pasajeros que partió de Nueva York con destino Liverpool pero que fue hundido por un torpedo lanzado desde un submarino alemán a las 14.15 del 7 de mayo de 1915, justo cuando la mayoría de los pasajeros estaba terminando de almorzar. Todo ocurrió a solo 20 kilómetros de la costa de Irlanda, en plena Primera Guerra Mundial. Murieron 1.918 personas, familias enteras y muchos niños.
Casi un siglo después, en el verano de 2011, una expedición comandada por Gregg Bennis, de 83 años y actual propietario de lo que queda del Lusitania, se propuso averiguar por qué unos segundos después del impacto del torpedo alemán el barco sufrió una descomunal segunda explosión que lo mandó a pique en apenas 18 minutos.
El resultado de esa investigación es el documental que ofrece esta noche National Geographic (dial 31 de Canal +, a las 21.30). El hundimiento del Lusitania es una película de hora y media que reconstruye la historia del buque conocido como "el galgo de los mares" y cuenta las exhaustivas indagaciones de Bennis, cuyo equipo de buzos logra cortar una pequeña pieza del casco para penetrar con una cámara en el pecio. Es una aventura plagada de dificultades, como el mal tiempo y las turbias aguas, que recuerdan a las novelas de Jules Verne.
Cambio en las guerras
La cinta de National Geographic explica cómo la tragedia de este transatlántico cambió el concepto que se tenía de qué es el enemigo en una guerra. Los alemanes habían hecho fuego contra un barco que sabían repleto de civiles, un hecho que es calificado como "un 11-S antes del 11-S". La excusa alemana fue que sospechaban que el Lusitania, además de personas, transportaba en sus bodegas balas enviadas por Estados Unidos –que aún no había entrado en la contienda– para ayudar al Ejército británico. Un cargamento prohibido entonces para este tipo de embarcaciones en tiempos de guerra y que sus pasajeros desconocían que dormía bajo sus pies.
"Estaba con mi bebé en el agua y nos hundimos. Yo conseguí salir pero él desapareció", cuenta una superviviente
En los días previos a aquel 7 de mayo el submarino U-20 merodeaba por aguas británicas en busca de presas que salieran o atracasen en el puerto de Liverpool. El capitán del Lusitania fue avisado de ello y la alarma llegó hasta parte de los nerviosos pasajeros, que prefirieron, en la que sería la última noche del barco, dormir en los salones y no en sus camarotes.
El hundimiento del Lusitania recupera los testimonios de los supervivientes de la catástrofe, que fueron entrevistados en 1965, cincuenta años después del hundimiento, por una radio canadiense. Entre esas voces que cortan la respiración sobresale la de una mujer que perdió a su pequeño: "Estaba con mi niño en el agua... y nos hundimos, yo conseguí salir pero mi bebé desapareció". El programa realizado por National Geographic incluye también imágenes de archivo del barco y reconstrucciones por ordenador de sus últimos minutos.
Para Bennis, lo que hizo zozobrar al Lusitania fue la inexplicada segunda explosión, provocada, según él, por el material bélico que llevaba en su tripa. En la cinta, la expedición de Bennis logra sacar una de las muchas balas que aún permanecen en el interior del transatlántico para analizarla. Así se llega a la última parte del documental, que se desarrolla en California, en el laboratorio Lawrence Livermore, especializado en descubrir el origen de grandes explosiones. Tras varias simulaciones a escala para determinar la causa del segundo estallido, los expertos señalan al torpedo alemán de seis metros de largo y con una ojiva de 160 kilos de TNT como el culpable del desastre. Sin embargo, el incansable Bennis se resiste a aceptar esta teoría, convencido de que el pecio acostado frente a las costas de Irlanda encierra las respuestas que algún día permitirán saber por qué se produjo la misteriosa segunda explosión del Lusitania.
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