Las abuelas hacedoras de joyas

Latonta y Larubia son dos amigas octogenarias que quedan los domingos por la mañana para ir a pasear con sus zapatillas deportivas blancas. Es en estos paseos domingueros donde se cuece todo lo que en este espacio podréis ver. Porque estas son joyas de domingo.

En realidad las creadores de estas joyas ni son tontas, ni rubias, ni siquiera son abuelitas como pretenden hacer ver. Detrás de estas entrañables ancianas tan creativas se esconden Nuria y Ramón, dos amigos de 26 y 28 años que viven en Galicia desde hace cinco años. Después de estudiar Bellas artes y Joyería se decantaron por el mundo de la bisutería, y ahora se dedican exclusivamente a la realización y diseño de joyas. Hace dos años crearon su firma conjunta, Latonta y Larubia, aunque cada uno conserva su propia marca: Ramón mantiene su negocio particular, 'Conchita ha vuelto a beber', y Nuria el suyo, Nuriamanzano.com. Juntos sí, pero solo se revuelven en la empresa conjunta. Sin más pretensiones que las que presentan sus "joyas de domingo", Nuria y Ramón retoman las agujas de ganchillo y el mandil y se meten en sus personajes para contestar este cuestionario.

P. ¿Qué crees que aporta vuestra propuesta como valor?

R. Buscamos unir en un producto la parte más artesanal de la joyería con nuestra parte más artística.

P. ¿Qué posibilidad real veis de poder acceder al circuito estable de la cultura?

R. La verdad es que somos más de pequeños núcleos, de poco a poco, de saludos al vecino y cafés en el bar del barrio, y en ésa escala nos sentimos integrados en la cultura que nos rodea.

P. ¿Cuáles son, a vuestro juicio, las mayores dificultades para los talentos emergentes?

R. Que no te toman en serio. Al elaborar un producto que no es de primera necesidad a la gente le cuesta valorarlo.

P. ¿Qué beneficios esperáis de salir en una plataforma como esta?

R. Dar un paseo más allá de nuestro barrio.

P. ¿Con qué herramientas cuentan los talentos emergentes para darse a conocer?

R. Con sus madres, hacen publicidad de lo que hacemos mejor que cualquier red social, ¡no menospreciemos el poder de una madre!