El erotismo del rock en 25 portadas
Recorrido en imágenes por algunas de las carátulas más controvertidas de la música popular La censura dejó algunas de estas fotografías irreconocibles antes de que llegaran a las tiendas
El sexo es una pieza fundamental en el ADN de la música popular. Etimológicamente, la expresión rock n' roll no es más que un eufemismo para referirse a ello, aunque hoy ya no se recuerde. Despojado de la complejidad de otros tipos de música, el rock apela a instintos más primarios. Entre sus ingredientes están: repetición, intensidad, concisión, desinhibición…
Los lazos se extienden más allá de la mera música. Célebres son episodios como el provocador contoneo de caderas de Elvis, la boda de Jerry Lee Lewis con su prima menor de edad y la pillada a Chuck Berry en su camerino cuando daba cuenta tranquilamente de un sándwich mientras una fan agradecida rondaba su entrepierna. Y solo estamos hablando de los abuelos del negocio. Estaban por llegar nuevas generaciones que iban a cambiar la forma de hacer música y a superar esas hazañas.
Los machos alfa peludos de los setenta que practicaban sus rituales de seducción en el escenario para rematar la jugada en la habitación del hotel de gira dejaron paso a los cardados y el pintalabios, y cualquier atisbo de sutileza saltó por la ventana. En el bando femenino, la industria aprovechó el tirón de las carnes para ir desvistiendo un poco más en cada generación a las estrellas del pop.
Pero no se trata ahora de hacer una retrospectiva de la historia de la música popular, sino de acudir a algunas de las carátulas que fueron testigo. Mejor será fiarse de estos documentos que han permanecido como espectadores inmutables que de las leyendas regadas de alcohol y psicotrópicos que fluyen de los agujereados cerebros de los supervivientes de batallas ya pasadas.
Babelia
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