El Columpio Asesino arrasa en los Premios de la Música Independiente

Alguien dijo que en España la música más que una industria es una artesanía. Y ayer en la ceremonia de entrega de los premios de la música independiente se confirmó. En el teatro Arteria Gran Vía de Madrid, cedido por la SGAE, estaba el núcleo duro de ese pequeño universo casi autárquico que es la independencia. Unos centenares de músicos, sellos, promotores, locutores, blogueros, mánagers y prensa.

Los grandes triunfadores, casi los únicos, fue El Columpio Asesino con su disco Diamantes. El grupo navarro se llevó los galardones a mejor producción, directo,  canción de rock (Toro), álbum de rock, y artista del año.

A estos cinco galardones artísticos hay que sumar otros dos en las categorías profesionales. El que se llevo Keina García, su representante, a mejor mánager del año, y su sello Mushroom Pillow, como discográfica independiente.

Porque el éxito de estos navarros se debe sin duda al cambio artístico en su ya larga carrera al que se refirieron en una de sus salidas al escenario: “No hacíamos muchos estribillos, pero si llegamos a saberlo hubiéramos hecho antes muchos más”, pero también al trabajo de su sello y de su oficina de management, Artica, dirigida por García, y que está detrás de muchos de los grupos indies españoles con trascendencia comercial en España y mediática fuera. Ellos llevan a Delorean, We Are Standard, Sr Chinarro o los gallegos Triángulo de Amor Bizarro que fueron los vencedores máximos de la tercera edición de estos mismos premios en 2011.

Solo resistió el envite Nacho Vegas, que se llevó dos premios: canción de autor (una categoría incomprensible en un mundo en el que el compositor y el interprete son la misma persona casi el 100% de las veces) y, sobre todo, disco del año, por La Zona Sucia.

De todas formas el funcionamiento de estos premios favorece los paseos militares. Un jurado de profesionales selecciona a los finalistas y es el público con sus votos por Internet el que elige a los ganadores. Por pura lógica un grupo nominado en varias categorías se llevará todas o ninguna. A no ser que se crea que el que vota a mejor producción a una banda va a votar a mejor disco a otra. Supuesto que se antoja bastante excéntrico. Como dijeron La Pegatina (mejor álbum de músicas del mundo): “Me parece muy mal la votación popular, porque esto no es un concurso a ver quien tiene más fans en el Facebook”.

Aun así, cualquiera que haya seguido la trayectoria en los dos últimos años de El Columpio, sabe que su crecimiento ha sido exponencial. Menor que el de Vetusta Morla (que se llevaron el premio Los 33 de Radio 3), pero aún así lo bastante fuerte como para atraer varios miles de seguidores a cada festival en el que aparecen.

La ceremonia, de más de dos horas y presentada por Arturo Valls, transcurrió sin más presencia institucional visible que la de Anton Reixa, el flamante nuevo presidente de la SGAE. Poco antes que él subiera al escenario, Mariskal Romero, histriónico periodista especialiado en heavy, había aprovechado la entrega del premio al mejor grupo de metal para realizar una encendida soflama, en la que reclamó, entre otras cosas, que la SGAE vendiera el teatro en el que se celebraba la gala.

Reixa, encargado de entregar el trofeo a canción pop, recogió el guante. “Lo vamos a vender todo. Saludos desde la nueva SGAE. Os juro por Lou Reed, por Bob Dylan, por Public Enemy que si la SGAE no es útil para las independientes, no será” .