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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Campeones

"Imponer la expresión apoyo financiero en lugar del estigmatizado término rescate es una lucha que resolverán la calle y los medios"

David Trueba

La rueda de prensa del ministro de Economía donde anunció el rescate financiero para la banca española atrajo al canal 24 horas y a laSexta a los espectadores que quisieran combinar el fin de siesta con el rumor a gritos de que España sería inyectada de millones europeos, tras ser escuchadas nuestra plegarias. Luis de Guindos, con corbata azul de motivos juguetones, se esforzó en parecer tan satisfecho de lo logrado que le faltaron los gritos de campeones, oé, oé, oé. Junto a Soraya Sáenz de Santamaría, De Guindos es quien más seguridad y autocontrol transmiten a la ciudadanía dentro del desajuste informativo. Se manejó con extremada soltura, adjetivo éste que le encanta utilizar y que delata que la situación, por más envuelta en eufemismos, es atemorizante.

Imponer la expresión apoyo financiero en lugar del estigmatizado término rescate es una lucha que resolverán la calle y los medios en próximos días. Pero se ajusta como un traje la canción El Rescate de Bunbury, con eso de: "yo tampoco me explico por qué no acudí antes a ti". De Guindos presumió de ser la voz cantante en las negociaciones europeas para justificar la incomparecencia de Rajoy y empujar de paso un poco más a Montoro, en esta crisis, al papel de cuarto componente de Los Chichos. De Guindos no quiso contestar en inglés, pese a tratarse de una rueda de prensa de interés mundial, sobre todo desde que Obama se implicó en la lamentable deriva de las finanzas europeas. Pasa por las urnas antes que Merkel y hasta ahora ella parecía la única que podía imponer su reelección por encima de la supervivencia financiera de la Unión.

Al saber que en España se habían consumido solo en los primeros nueve meses de 2003 nada menos que 40 millones de toneladas de cemento, escribí un artículo en el que me preguntaba por las consecuencias futuras para un país en el que un gobierno y un sistema financiero apostaban a la borrachera de los promotores y vivían tan felices en la burbuja tóxica. Ayer la respuesta fue el manguerazo de millones que pagaremos nosotros y nuestros hijos, con subidas de impuestos, privatizaciones, reducciones de la protección y recortes sociales. Enhorabuena a aquellos campeones macroeconómicos.

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