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FERÍA DE SAN ISIDRO | VIGESIMOCUARTO FESTEJO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nobleza obliga

Martín/Moreno, Bautista, Fandiño "la nobleza del segundo se quedó con la sola recompensa de la ovación en el arrastre"

Antonio Lorca

Parecía tan metido Bautista en la lidia del segundo de la tarde que, en cuanto sonaron los clarines que anunciaban el inicio del tercio de muleta, arrancó presto hasta el centro del ruedo para brindar la faena al respetable. Tan metido estaba que olvidó cumplir con el protocolo de pedir permiso al presidente, lo que hizo cuando el tendido 7 le llamó la atención. Se presagiaba faena de categoría. La verdad es que hasta ese momento todo le había salido de dulce: recibió al toro de salida con cinco verónicas muy templadas en las que animal metió la cara y anunció su calidad. Lo llevó al caballo en un estético galleo por chicuelinas; cumplió y blandeó el animal ante el picador. A continuación, su compañero Fandiño se lució de verdad es un precioso quite por tres verónicas templadísimas y suaves, lo que hizo que Bautista le respondiera con otro por delantales de menor nivel. Acudió con alegría ‘Madroñito’ en banderillas, con las que se dejó ver con enorme torería Curro Robles en un primer par excelente.

Martín/Moreno, Bautista, Fandiño

Toros de Adolfo Martín, bien presentados, mansones; segundo, bravo y muy noble; tercero, blando y muy noble; cuarto y quinto, inválidos; primero y sexto, -este, bravo- descastados y deslucidos.

José Luis Moreno: pinchazo y estocada _aviso_ y dos descabellos (silencio); casi entera (silencio).

Juan Bautista: media estocada (ovación y algunos pitos); casi entera (silencio).

Iván Fandiño: _aviso_ tres pinchazos, _2º aviso_ y un descabello (ovación y algunos pitos); pinchazo y estocada caída (silencio).

Plaza de las Ventas. 2 de junio. Vigésimo cuarta y última corrida de feria. Lleno..

Después de la brillantez narrada, es normal que Bautista acudiera con ganas al centro del ruedo muleta en mano, y quien más, quien menos, esperaba que culminara lo que bien había comenzado. Pero no fue así. Y no es que estuviera mal, sino que su toreo no alcanzó la calidad el toro. Humillaba el animal en una embestida larga, y era evidente que Bautista no acababa de entrar en faena, con gracia insuficiente para que el encuentro explotara de emoción. Aunque parezca mentira, suele ocurrir. Sin saber muy bien por qué, la línea ascendente se rompe en un momento dado y ya no hay quién la arregle. Lo cierto es que la nobleza de ese toro segundo se quedó con la sola recompensa de la ovación en el arrastre, pero se llevó las orejas que, en buena lid, debiera haber ganado Juan Bautista. No estuvo, pues, a la altura de la noble embestida que ‘Madroñito’ le ofreció.

Un caso muy parecido es el de Iván Fandiño. Llegó a esta última corrida con el compromiso de acabar como el triunfador de la feria, pero se ha ido con más pena que gloria. Desfondado, quizá, pero tampoco respondió a la expectación creada ni a la nobleza que le ofreció el tercero de la tarde, muy blando en los dos primeros tercios, pero llegó a la muleta engallado y con la codicia y acometividad necesarias para que ambos -toro y torero- alcanzaran el triunfo. Fandiño lo lució en cuatro tandas de derechazos, citándolo desde lejos, dejando que el toro galopara hacia el engaño y humillara en el encuentro. Los muletazos tuvieron hondura y ligazón, especialmente las dos primeras tandas, pero a medida que el animal perdió recorrido, a la faena le faltó el clímax imprescindible para que aquello alcanzara la categoría de algo grande. No fue así; más bien una correcta faena con la derecha -por el lado izquierdo no tenía el animal ni un pase-, de más a menos. Y llegó la traca final: un mítin horroroso protagonizó Fandiño con la espada, y eso estuvo pero que muy mal.

José Luis Moreno pechó con el peor lote, y él tampoco se mostró suelto y sobrado; más bien, se le vio triste, apagado y precavido ante su primero, reservón y parado, y nada pudo hacer ante el inválido cuarto. Bautista aburrió soberanamente en el quinto, que se derrumbó dos veces, y Fandiño nada pudo hacer ante el áspero sexto.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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