De estrella del pop a conserje de noche
Del bombazo de ‘Mamy blue’ de los años setenta con los Pop Tops a conserje nocturno Nació en Trinidad y Tobago hace 72 años y triunfó en una España gris El cantante Phil Trim ha hecho muchas giras. Y ha dado muchas vueltas
Phil Trim, de nombre real Theophilus Philip (Trinidad y Tobago, 1940), luce relajado. Es lunes, su día de descanso. El antiguo vocalista de los Pop Tops lleva años trabajando de vigilante –“el nombre correcto es conserje”– en un centro comercial cerca de La Moraleja madrileña. Cubre el turno de noche y se ha habituado a la rutina: “Debo subir y bajar 1.200 escalones”. ¿Aburrido? “Para nada. Cuando vuelvo a mi sala, me conecto con una emisora de smooth jazz, Sky FM, y las horas pasan volando”.
Rara vez actúa. Ni siquiera tiene los playbacks–fondos musicales sin voz– que otros usan cuando el caché no permite contar con un grupo de acompañamiento. Hasta las reediciones del sello Rama Lama, Phil no conservaba sus discos. Ahora ha vuelto a escucharse y se muestra orgulloso: “No cantaba mal, eh”. Desde luego, la suya era una voz ágil y flexible.
A diferencia de otros artistas, no siente amargura por su inactividad. “Yo disolví a los Pop Tops, en 1993, cuando algunos se pusieron insoportables. Tocábamos por Finlandia y todo eran quejas”. Que nadie lo olvide: los Pop Tops fueron populares en la Europa continental, sobre todo en los países nórdicos. La única queja de Trim hace referencia al escaso dinero que recibió como autor: “Vendimos seis millones de singles. Y todavía sonamos en series y películas, hasta en Volver a empezar, de Garci. Pero las liquidaciones de la SGAE siempre han sido ridículas”. Aunque puntualiza: no es una crítica a Teddy Bautista, al que considera “un amigo”.
Los canarios, con Teddy al frente, y los Pop Tops eran más que compañeros de escenarios. Compartían discos, como los famosos volúmenes de Lo mejor del clan. Dependían del mismo productor, el astuto Alain Milhaud, y confeccionaban un soul pensado para la exportación. Grababan en Londres y estaban a la que saltaba: Milhaud descubrió una canción francesa, Mamy blue, que sería el mayor éxito del grupo. Eran tiempos acelerados y competitivos: “En 1967, Alain escuchó A whiter shade of pale, de Procol Harum, e intuyó que sería un éxito. Rápidamente nos hizo grabar una versión en español: Con su blanca palidez. Sonó en las emisoras españolas antes que el disco de Procol Harum”.
Así fue como Phil se convirtió en una rareza: triunfaba en un país donde los únicos negros visibles eran los estudiantes guineanos y los soldados de las bases estadounidenses. “No había rechazo, solo curiosidad. Especialmente por parte de las mujeres, aunque yo no me dedicaba al ligue”. Hay tres mujeres importantes en su vida: “La primera, de Trinidad. La segunda, suiza. La tercera, sueca. Tengo una familia extensa: cinco hijos, cinco nietos y, desde hace poco, la primera bisnieta”.
Hasta afincarse en España, Phil había llevado la existencia del músico trashumante. Formó parte de la Trinidad Steel Band, agrupación que tocaba tambores caribeños hechos a partir de barriles de petróleo. “Representábamos a la Oficina de Turismo de Trinidad y Tobago; en una feria en La Habana nos vio el director del Lido de París y nos vinimos para Europa”. Tiene recuerdos de haber girado por todo el mundo, bajo los auspicios de la aerolínea Pan Am, animando incluso una fiesta de cumpleaños del sha de Persia en Teherán.
Phil pasó al rock con The Handfuls, ingleses con base en Roma. En 1967 estaba en Madrid, cantando con Los Tifones. Participaron en un concurso en León, y Milhaud escuchó la transmisión por la radio, donde Phil interpretó ese pináculo del soul lento que es When a man loves a woman, de Percy Sledge. En cuestión de semanas, los había fichado, cambiado de nombre –lo de Pop Tops sonaba más in– y encaminado hacia una dirección musical insólita.
Inspirado por A whiter shade of pale, que contenía ecos de J. S. Bach, Milhaud sugirió acoplar melismas de soul sobre melodías barrocas: así surgieron aciertos como Oh lord, why lord. Había además un componente de reivindicación de los derechos civiles de los afroamericanos que pasó inadvertido para el gran público, pero que era importante para Phil. “Estábamos en el estudio cuando me enteré del asesinato de Martin Luther King y cambié la letra que iba a cantar”. Todavía hoy, Phil rechaza la sociedad estadounidense: “Odio su prepotencia, su desprecio por el mundo, su política exterior e interior. Sé de lo que hablo, tengo familia en Miami y en Nueva York”.
No se equivoquen: el mensaje iba oculto y bien oculto. Los Pop Tops eran una banda festiva y obediente que ocasionalmente padeció las ocurrencias publicitarias de Milhaud. En 1969, para la portada de Pepa, aparecieron cubiertos de dibujos multicolores. El problema fue llevar esa imagen a sus directos. En Pamplona, durante los sanfermines, los espectadores se soliviantaron. Phil ríe: “No íbamos desnudos, llevábamos trajes de baño, pero querían lincharnos, gritaban lo de ‘maricones, a la piscina’. Nos multaron por escándalo público”.
Los Pop Tops disfrutaron de buenos años, pero no saltaron a la primera división. Solo editaron un elepé en 1971 con el impacto de Mamy blue. “Pasábamos más tiempo fuera que dentro de España. Editábamos discos en italiano y actuábamos en el Festival de San Remo o en el Cantagiro. Vivíamos bien, pero no nos quedaba dinero”. A mediados de los setenta se disolvieron.
Phil recuerda que entonces mandaban los solistas y que no le costó hacer la transición. “En 1976 volví a mi tierra, a Trinidad, y me di cuenta de que mi vida estaba en España”. Entonces sacó varios elepés, alternando el inglés y ese español que se le resistía. “Trabajaba con Ramón Arcusa, que también producía a Julio Iglesias, y compartíamos repertorio. Mi Summer love fue su Como tú. Gran tipo Julio”.
No hubo grandes éxitos, aunque probó con canciones de siempre, desde Ron y Coca Cola hasta Angelitos negros; incluso regrabó Mamy blue. Ya en los ochenta, Phil se incorporó a Alcatraz, orquesta con instrumentistas salidos de Los Canarios. “Fueron cinco años muy buenos, cantaba mis temas y los éxitos del momento. Un artista debe estar agradecido de tener un público, aunque solo venga a bailar”. A principios de los noventa, los Pop Tops volvieron. Actuaron por el norte de Europa, pero no duró mucho.
Phil Trim buscó entonces un trabajo fijo y le salió lo de vigilante nocturno, perdón, conserje. No se avergüenza de ello: “Tuve la suerte de hacer buenos amigos cuando cantaba y me dieron la oportunidad de ganarme la vida honradamente. ¿Que si echo de menos cantar? No todos podemos ser Miguel Ríos, que ha aguantado hasta ahora”. Trim confiesa una lesión incómoda: unos arreglos dentales deficientes le causan dolores. “Es una vergüenza que la Seguridad Social no cubra reponer la dentadura”. Hace tres años pidió la nacionalidad española y todavía está esperando: “Fue divertido, me hicieron unas preguntas un poco absurdas para alguien que vive y que cotiza aquí desde 1967”. Si pudiera hacer un disco, seguramente retomaría el repertorio de Sinatra o Nat King Cole, “lo que escuchaba cuando era crío”.
Risueño, Phil Trim no se reconoce en el tópico del juguete roto. Por el contrario, cree que la vida ha sido buena con él. “Estoy contento. Me he movido en el momento oportuno, sin nostalgia ni resentimiento. Dejé el pueblo en que nací a los 13 años, me marché del Caribe, cambié Roma por Madrid, siempre he buscado mis lentejas. A veces olvido que fui importante en la música de este país. Pero el otro día estuve grabando en la calle con un equipo de Tele 5 para Qué tiempo tan feliz. Mucha gente se paró a saludarme, a contarme que se enamoró con mis canciones, a pedirme nuevos discos”. Otra carcajada: “No me veo empezando de nuevo… a mi edad”.
Rama Lama ha publicado de los Pop Tops ‘Todas sus grabaciones (1967-1974)’. Anteriormente había editado otro doble CD de Phil Trim como solista, ‘Sus mejores grabaciones en CFE (1977-1981)’.
Babelia
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