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Conocer a los cómplices

La Fundación Canal acoge 'Cómplices del arte contemporáneo español', con obras seleccionadas por galeristas, coleccionistas, críticos y editores

La propuesta le llegó a Rafael Doctor hace un año. Reunir a un grupo de galeristas, críticos, coleccionistas, gestores… y pedirles que eligieran una obra, para ellos esencial, del arte contemporáneo de los últimos 25 años. Una invitación que tiene algo de cotilleo goloso porque habla mucho de los protagonistas, del elegido y del que elige, de ese que conoce lo que se esconde detrás de cada obra de arte, del proceso y del creador, los pequeños detalles que se escapan al común de los mortales. El resultado es la exposición Cómplices del arte, abierta hasta el 22 de julio en la Fundación Canal, “un juego que trata de humanizar el arte”, dijo Doctor, su comisario, “de conocer quienes son los que trabajan detrás del artista, de ponerles nombre y rostro”.

Abre la exposición un vídeo reportaje, de Chus Gutiérrez, donde cada uno de los 23 cómplices que han participado, explica el por qué de una elección que han hecho con total libertad y sin ninguna idea preconcebida. Por ejemplo, en el terreno de las galeristas, Helga de Alvear ha optado por una obra de Pepe Espaliú (Carryng VI) y Soledad Lorenzo se ha decantado por Pablo Palazuelo (De Somnis II). Entre los gestores culturales están José Guirao, que ha elegido una fotografía de Carmela García (Ofelia I) y Rosina Gómez Baeza una obra de Eulalia Valdosera (Exit # (Sortida). La coleccionista Pilar Citoler se ha decidido por un óleo de Adrián Navarro; la crítica Estrella de Diego se ha lanzado al terreno audiovisual, con el vídeo La liberté raisonée, de Cristina Lucas y, entre los comunicadores, Rafael Sierra una escultura de Miquel Navarro (Figuras para la batalla blancas c).

El que elige se convierte “en el último autor de la obra”, destacó Doctor, “la selección es muy digna y tiene un trabajo detrás muy interesante”. En algunos casos, ha servido además para poner en valor a artistas que no contaron en su momento con el reconocimiento que se merecían. Es el caso de Luis Claramunt, cuya obra Naufragio fue la que ha llevado Juana de Aizpuru a la exposición. Durante su presentación, la semana pasada, la galerista recordó algunos detalles que ayudan a conocer mejor a este pintor que murió joven, con 48 años. “Además de ser su galerista, éramos íntimos amigos, pasaba las Navidades con nosotros. Yo creí de inmediato en él, pero nunca se le valoró como merecía, aunque los últimos diez años sí vendió mucho. El cuadro que he elegido pertenece a la serie Naufragios y Tormentas y en cuanto lo vi quise tenerlo en mi colección. Y suyos son muy célebres los cuadros de Marruecos. Desde Sevilla hizo tres cuadros, se llevaba rollos blancos sin pintar y se los traía pintados. Era un pintor muy gestual, muy expresivo, tal como él era, visceral y espartano, nunca quiso tener nada, ni casa, ni coche, no le interesaba lo superfluo y valoraba mucho a los amigos”. Por todo esto, la galerista, tuvo muy clara su elección.

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