Picasso de película

Habrá obras que han inspirado películas, y por supuesto, el Guernica así lo ha hecho, pero es que el cuadro de Pablo Picasso está inspirado, también, en películas, extraordinaria vuelta de tuerca que el director de fotografía José Luis Alcaine ha demostrado en los últimos tiempos. En concreto, en una secuencia de cinco minutos de Adiós a las armas de Frank Borzage, drama antibelicista inspirado en la novela de Ernest Hemingway que se estrenó en París en 1933. Esa secuencia, onírica, casi no tiene nada que ver con el resto del filme, llama mucho la atención dentro del conjunto, y Picasso –amante del cine- bien pudo verla, absorber esos momentos de dolor, y regurgitarlos cuando años después se puso ante el lienzo. Alcaine ha señalado múltiples semejanzas: la mano blanca y la mujer clamando al cielo, el marco vacío de una puerta, un carrito lleno de ocas blancas, las patas de los caballos, una madre agarrada a su hijo como una piedad, un hombre tendido en el barro con el brazo extendido y las llamas, arrinconadas a la izquierda de un fotograma de aire infernal. Más que suficientes para poner a Adiós a las armas como una de las principales fuentes de inspiración de Picasso por encima de El acorazado Potemkin o de algunos cuadros de Rubens. Alcaine ve otra referencia –no cinematográfica- en el Guernica: la mirada del toro, directa al espectador, es igual a la de Velázquez en Las meninas. Porque el toro –animal noble para el pintor, aficionado a los festejos taurinos- es Picasso.

Por supuesto, el artista malagueño ha tenido sus alter egos en el cine, pero aún está esperando un filme a su altura. Porque ha habido muchos picassos en la pantalla: el retrato que de él hizo Anthony Hopkins en Sobrevivir a Picasso casi ni mentarlo; algo mejor eran los de Tony Zenet en la serie El joven Picasso y de José Luis Gómez en Hemingway, fiesta y muerte; banal el de Midnight in Paris…

Puede que este vacío se subsane con 33 días, que en septiembre comienza a rodar Carlos Saura con Antonio Banderas como el pintor malagueño y Gwyneth Paltrow como su amante Dora Maar. Esos 33 días son los que el artista necesitó para crear el Guernica, proceso que ilustrará Saura: “Es una idea preciosa pero muy difícil, por tratarse de un proceso -el de creación de un cuadro- muy íntimo”, según el cineasta, autor también del guion.

Peter Greenaway también estuvo cerca de realizar su propia revisión fílmica de la obra de Picasso y de su proceso de creación. El británico lo anunció a bombo y platillo en 2010. Su intención era haberla acabado el pasado mes de abril y así haberla estrenado en Gernika, en el 75 aniversario de los bombardeos. No llegó a buen puerto.

Ahora, el cuadro también ha hecho sus pinitos cinematográficos: en El robo más grande jamás contado, de Daniel Monzón, un grupo de inútiles liderado por El Santo (Antonio Resines) se plantea sustraer del Museo Reina Sofía, de Madrid, el Guernica. Otra cosa fue si lo lograron o no, y si Manuel Borja-Villel aún tiene el auténtico.