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Las palmeras crecen en la campiña

The Wave Pictures recuperan su espíritu festivo a base de ritmos africanos en su último trabajo, ‘Long black cars’

Ana Marcos

A partir de una producción desenfrenada, largas giras y colaboraciones, The Wave Pictures parecen empeñados en sobrevivir al refrán: dime con quién andas y te diré quién eres -aunque en la campiña inglesa de la que proceden, tengan su propia versión-. El trío liderado por David Tattersall, con Franic Rozycki al bajo y Jonny Helm a la batería, vuelve con Long black cars, pero sigue sin ser antifolk, indie pop o cualquier etiqueta propia de las compañías con las que alterna. “La mayoría de nuestros amigos son músicos de Nueva York, artistas como Jeffrey Lewis y Herman Dune, de ahí viene el encasillamiento, pero nosotros somos una banda de rock and roll británica, eso es todo”, aclara Tattersall.

En esta ocasión, la pericia del líder con la guitarra se atreve con ritmos calipsos que han capturado de una banda africana, The Four Brothers. El sonido retoma acordes alegres, un poco olvidados en su anterior trabajo Beer in the breakers, algo más oscurosi es que se puede hablar de tenebrosidad en el caso de esta banda- y contribuye a consolidar sus directos, puntal de un grupo que usa el estudio de grabación como mero trámite. Cada vez que pergeñan un artefacto sonoro se enfrentan al constante tedio de explicar por qué su paso por capilla se reduce a un intensivo de apenas una semana, como les ha vuelto a suceder en su viaje a un estudio en Brooklyn, de donde ha salido su nuevo disco.

“No tenemos otra forma de trabajar, buscamos la espontaneidad y la inmediatez para que cuando se escuchen nuestras canciones se genere esa imagen de improvisación de una reunión de amigos”, explica Tattersall. De esta filosofía da cuenta también la imagen de la carátula del disco, “un tributo a El graduado” –en palabras del cantante-, con un Jonny Helm exhausto sobre las piernas de una mujer.

A los ritmos africanos le han puesto un poco de The Kinks y el toque jazzy de Down by the jetty de Doctor Feelgood. Siempre desde la guitarra. “No experimentamos con otros instrumentos, todo consiste en prueba y error, a ver qué sale”. Este anarquismo es el que les devuelve al bucle infinito del arquetipo. Su sonido termina por ser lo-fi (más casero), y las esferas musicales encuentran su caldo de cultivo para devolverles a esas etiquetas de las que reniegan. Cuando no recurren a sus letras. Long black cars se construyó desde abajo. La última canción da la pista del espíritu de un disco que vuelve a rodar sobre sus historias de lo cotidiano. Las letras siguen convirtiendo lo mundano en extraordinario por artificio de la identificación con las vicisitudes propias, en este caso, de dos hermanos.

The Wave Pictures llevan varios días en territorio español presentando el disco por varias ciudades dentro del ciclo Heineken Music Selector. Han pasado por Barcelona, Valencia y Pontevedra, y ayer cerraron minigira en Madrid. En esta ocasión no les acompaña Darren Hayman, uno de sus “pocos amigos británicos” –como ellos mismos confiesan-, azuzador de la banda y responsable de parte de su producción musical. Aún así, pretenden poner a bailar al público español con un repertorio itinerante –todo en ellos se basa en el libre albedrío- que combina sus 12 nuevas canciones y otras tantas de su adolescencia. “Nos hemos puesto a ensayar temas de nuestros inicios, algunos son incluso anteriores a que se creara la banda, para conseguir nuevas experiencias sobre el escenario”, avisa Tattersall. “Ya sabemos que no somos una banda de jazz, pero hacemos lo que podemos”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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