Novela negra (iberoamericana) sin prejuicios
La Universidad estadounidense de Brown aborda el 'boom' del género policiaco en el continente Leonardo Padura y Rubén Varona representan a una literatura en auge
En el interior de una casa de ladrillo rojo de 1920 de la Universidad de Brown (Rhode Island) en Estados Unidos esta semana se dialoga sobre literatura iberoamericana. En contra de fronteras y prejuicios culturales, el reto es abordarla de manera transatlántica. Una demanda que se extiende no solo a la lengua, sino a los géneros. En la sexta edición de la Conferencia Internacional de Estudios Transatlánticos, organizada por esta universidad, se ha puesto el foco en la novela policiaca.
"Estamos asistiendo al boom del género negro", explica el profesor Julio Ortega, organizador del seminario, literalmente parapetado tras una interminable montaña de libros, la mayoría escritos por él. "Antes parecía que este tipo de literatura solo se hacía donde había un sistema judicial serio que penalizaba el crimen, pero ahora se ha extendido a cualquier lugar, porque lo verdaderamente importante no es el castigo sino la búsqueda de la verdad".
El escritor y periodista cubano Leonardo Padura -creador del teniente Mario Conde, protagonista de cuatro de sus novelas, todas ambientadas en La Habana- defiende la pujanza de la literatura policiaca iberoamericana. "Con autores como Rubén Fonseca o [Manuel] Vázquez Montalbán no puede ser considerada un género menor", explica. Sin embargo, Padura no comparte en absoluto que esas obras puedan leerse en clave transatlántica, independientemente del lugar en el que estén ambientadas. "Son novelísticas nacionales. Cuando lees a [Henning] Mankell estás leyendo literatura sueca, cuando lees a Manolo [Vázquez Montalbán] lees literatura española. La novela policiaca, como se asienta tanto en los prototipos nacionales, en las estructuras nacionales, es marcadamente nacional".
Sea como sea, no existe consenso acerca de si el género policiaco debe ser entendido en función de la idiosincrasia de los lugares donde acaece o debe abordarse desde la interculturalidad. Si bien, entre los ponentes que, además, son escritores, son muchos los que, como Padura, sostienen que el fin último de la novela negra es escrutar la sociedad, promover una mirada crítica sobre ella, por lo que la conexión entre el crimen y el ámbito en el que se comete es insoslayable. "Si no entiendes México, no entiendes la novela de Ignacio Taibo", señala Rubén Varona, escritor colombiano de 32 años.
La presencia de Padura en la conferencia no se debe únicamente a su condición de escritor de género, sino, fundamentalmente, a su condición de escritor cubano. La importancia de su nacionalidad podría resultar paradójica dado el carácter trasfronterizo del seminario, pero la elección para nada es casual. El año que viene la organización quiere celebrar en la isla su séptima edición. "La historia cultural cubana es muy importante y es transatlántica porque no se entiende sin las aportaciones españolas y africanas", explica el profesor Ortega, que considera esencial participar en la transición de la isla de de manera pacífica y a través de la literatura".
El escritor cubano ve en el gesto un paso muy importante. "Cuba necesita comunicación, hay dos generaciones de lectores que sufren una gran desinformación con respecto a la literatura, no así con el cine o la música, y cualquier tipo de movimiento que acerque la literatura al país es bienvenido. Las mentes están en el siglo XXI pero las penalidades en el XX. Los jóvenes tienen los mismos gustos que el resto, pero sus posibilidades de acceso a la tecnología son del siglo pasado", dice señalando a su alrededor, donde todos van camino de la siguiente charla pegados a su móviles inteligentes.
Babelia
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