Juegos geométricos y seductores en los tocados
Henar Iglesias, licenciada en Matemáticas, elabora pequeñas obras de arte con plumas Reivindica un oficio casi perdido
Personifica la reivindicación de los viejos oficios que se van perdiendo en España. Henar Iglesias (San Sebastián, 1981) vivió su infancia rodeada de fieltros, alpaca, cintas, planchas de hierro y cazuelas para teñir las telas mientras su madre, la prestigiosa Charo Iglesias elaboraba sombreros en su taller. Desde muy pequeña se dio cuenta de que le apasionaba jugar con las plumas y sus primeras piezas las realizó a los ocho años.
Pero mientras estudiaba Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid se dio cuenta de que sus manos le pedían realizar algo diferente más allá de hacer integrales, raíces cuadradas o estudiar teoremas. Entonces se puso a hacer diseños en los que las plumas jugaban un papel muy importante. Empezó a diseñar mesas que atraían a compradores estaban fuera de España. Una vez finalizó su carrera descubrió que lo suyo estaba al lado de la textura de las plumas, de los colores, de los diseños que pululaban por su mente. Lo que quería hacer no era precisamente un hobby, sino que en esa faceta de su vida quería desarrollar su actividad profesional.
Hoy, en el viejo Madrid, detrás de la Gran Vía, donde jóvenes artesanos están estableciendo sus talleres o tiendas de ropa para rehabilitar una zona depauperada, Henar Iglesias tiene un piso donde trabaja con los utensilios necesarios para dar forma a sus creaciones. Entre sus manos hay una rosa que lleva engarzada más de 1.000 plumas para un vestido de alta costura. “Al trabajar en lo que quiero encuentro un plus tremendamente gratificante. Los materiales que utilizo si sabes manejarlos bien son muy agradecidos. Yo tengo la sensación de que cuando en mis manos encuentro plumas de gran belleza, que las hay, es como si estuviese trabajando con piedras preciosas. La suavidad te envuelve y te transporta a un mundo donde lo que tú imaginas en el papel se vuelve realidad”, puntualiza la única plumista que existe en España.
El mercado de las plumas para realizar tocados, cuadros o mesas está muy concentrado en Asia. Henar Iglesias opta por las de India porque “son de mejor calidad". "Se encuentran en las ferias de textil”. ¿Su preferida? “La de ave del paraíso y, bueno, como tengo buena relación con los vecinos, cuando el pollero logra que le traigan una perdiz sin destrozar me guardan las plumas; incluso he llegado a conseguir de lechuza pero eso es bastante más difícil”.
Aunque su profesión está desvinculada del mundo matemático, algunos de sus diseños parecen elipsis. “Algo me ha tenido que quedar en la cabeza después de trabajar con números y no puedo descartar que algunas piezas estén influenciados por las formas geométricas”.
Sobre su futuro inmediato está convencida de que está fuera de España: “En este país este tipo de trabajos no se valoran tanto como en otras partes de Europa”. Tiene claro que su primer destino será Londres: “Es una ciudad donde se considera de lo más normal ponerte un tocado. Aquí, y eso que parece que ahora se ha puesto de moda, solo se ponen en ocasiones especiales. Además las piezas más caras las he vendido en París, Londres, Israel y Hong Kong. Tengo claro que en estos momentos mi mercado está en esos países y no puedo quedarme esperando a que las cosas cambien en este país”.
Henar Iglesias es una investigadora de los mosaicos que realizaron los indios del Amazonas: “En la América precolombina conseguían realizar unos tapices de plumas en las que se escenificaban escenas con un nivel de perfeccionismo que ya quisiéramos las generaciones actuales haber podido heredar”.
¿Ha envidiado en los momentos de crisis a sus compañeros de carrera? “En absoluto, todos ellos han terminado como profesores de matemáticas o investigadores. Sin menospreciar su trabajo creo que el mío es más placentero, más creativo y en ocasiones me asombro de lo que se puede crear con las manos".
Babelia
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