Jimmy Ellis, la voz que llevó el ‘soul’ a la discoteca
Uno de sus temas, ‘Disco inferno’, batió los récords de ventas incluido en la banda de ‘Fiebre del sábado noche’
La carrera del vocalista Jimmy Ellis, que murió el 9 de marzo a los 74 años víctima del alzhéimer, quedó definida en última instancia por una sola canción. La banda a cuyo frente estuvo, los Trammps, tuvo otros éxitos en la época en la que el soul profusamente orquestada del sello Philadelphia International mutaba gradualmente en música disco, pero todos ellos quedaron a la sombra de Disco inferno.
La canción ya había sido un éxito en las listas de éxitos R&B de EE UU cuando se incluyó en una escena discotequera de la película Fiebre del sábado noche (1977). La banda sonora del filme redefinió el concepto mismo de éxito: llegó a vender más de 15 millones de copias, convirtiéndose en el álbum más vendido hasta la aparición del Thriller de Michael Jackson. Cuando la música disco empezó a ser carne de nostalgia, la banda se convirtió en el símbolo musical de una era y ha sido versionada por Tina Turner o Madonna.
Aunque fue el batería de la banda, Earl Young, a quien se le atribuye el mérito de la “invención” de la música disco, la carrera de los Trammps antecede al género con el que llegaron a ser indisolublemente asociados.
El grupo se constituyó en Filadelfia y fue el último eslabón de una cadena de bandas que reunió Ellis, que había empezado cantando góspel de niño en una iglesia y que llevaba en pos de sus ambiciones musicales desde hacía más de una década, primero en su ciudad natal, Rock Hill, en Carolina del Sur, y después en Nueva Jersey, mientras se ganaba la vida trabajando como jardinero y chófer. El sencillo con el que debutaron en 1973, Zing! Went the strings of my heart, ponía de manifiesto sus orígenes de vocalistas callejeros con influencias de doo-woop y su arraigo en la exuberante orquestación del “sonido de Filadelfia”, que estaba a un paso de suplantar a Motown como la fuerza dominante en la música negra. El tema fue un éxito a ambos lados del Atlántico, pero sus siguientes trabajos no rayaron tan alto y pusieron fin a su colaboración con la discográfica con la que trabajaban en aquel momento, Buddah.
En 1975 grabaron un álbum epónimo en un efímero sello fundado por Young, Ronnie Baker y Norman Harris, que también constituían un equipo de producción formidable. Una de sus pistas, la prosaicamente titulada Trammps disco theme, señalaba la dirección futura de la banda. Al año siguiente, su That’s where the happy people go dispensed se olvidaba de las baladas y apuntaba al corazón del mundo discotequero. Varias de sus canciones fueron un éxito.
Sin embargo, fue la canción que daba título a su siguiente trabajo, Disco inferno, la que consagró definitivamente al grupo. Escrita por el teclista de la banda, Ron Have Mercy Kersey y Leroy Green, el tema —que aludía a una película de éxito del momento, El coloso en llamas (The towering inferno, en su título en inglés)— era, como mucha de la música para pista de baile, más complejo de lo que su envoltorio dejaba entrever. Según quien cuente la historia, el estribillo de la canción, “burn, baby, burn”, fue acuñado por un DJ de los sesenta llamado Magnificent Montague; otros afirman que se inspira en un discurso callejero que el agitador maoísta William Epton dio durante las revueltas de Harlem en 1964. De cualquier forma, se dio a conocer en todo EE UU durante los disturbios de 1965 en Los Ángeles.
La carrera de The Trammps en las listas de éxitos fue efímera. Un año después de que su canción las presidiera durante 24 semanas seguidas, su álbum The whole world’s dancing llegó a duras penas al número 184, a pesar de un cameo de Stevie Wonder. Fue la última vez que se auparon a ellas. Ellis proseguiría las giras con otra versión de la banda durante los 30 años siguientes, hasta que en 2008 le diagnosticaron la enfermedad que ha acabado con su vida.
© Guardian News & Media 2012
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