El autor suizo Lukas Bärfuss aterriza en España con el 'thriller' moral ‘Málaga’
Dirigida por Aitana Galán, está interpretada por Roberto Enríquez, Ana Wagener y Críspulo Cabezas La gira de la obra arranca mañana viernes en el teatro de Avilés
El dramaturgo suizo Lukas Bärfuss aterriza en España y habrá que estar al tanto porque es una de las voces más sólidas e interesantes del teatro actual. Lo hace con Málaga un texto al que ha dado vida un equipo de excepcionales profesionales, como los realmente aficionados al teatro sabrán. La directora Aitana Galán y tres actores que, aunque muy mediáticos por sus trabajos en cine y televisión, se han curtido y han crecido en teatro: Roberto Enríquez, Ana Wagener y Críspulo Cabezas. El montaje iniciará su andadura el próximo día 9 en el Teatro Palacio Valdés de Avilés, desde donde emprenderá una gira que les llevará a Bilbao, Vitoria, Logroño y varias comunidades autónomas de la geografía española.
Bärfuss, que además de dramaturgo es novelista y productor, está siendo traducido y estrenado en numerosos países europeos y americanos y, en todos ellos, está generando debates y polémicas por la minuciosa disección de los conflictos que aborda en sus textos. El suyo es un teatro que, sin dejar de ser emotivo, es muy analítico, con una clara inclinación por hurgar en las heridas. En el caso de Málaga, además, ha convertido la obra en una suerte de thriller lleno de tensión. El autor sostiene que cuando vamos al teatro observamos con placer lo horribles que somos “y debemos preguntarnos por qué es así, o si no solamente en el teatro esa inmoralidad nos parece interesante”.
Málaga la estrenó hace dos años pero cuando el texto cayó en manos de la directora Aitana Galán, también autora y criada profesionalmente en el teatro alternativo junto a directores como Ernesto Caballero, se quedó conmocionada: “Me maravilló la capacidad de síntesis de un autor que te enfrenta de una manera directa a una problemática moral, ética, que se encuentra latente en prácticamente todas las relaciones afectivas que establece el ser humanos en el último siglo: la libertad individual por encima de la responsabilidad con los demás”.
En la obra el planteamiento es en apariencia simple. Una pareja de divorciados buscan con quien dejar el fin de semana a la hija de ambos mientras ellos viajan.
Entre el productor Luis Caballero, el también autor Luis García Araus y Aitana Galán pergeñaron cómo sacar el proyecto adelante: “Roberto llamó el mismo día que leyó la obra, propuso a Wagener, y tuvimos a Críspulo, y desde el principio se ha dado una gran complicidad y mi agradecimiento es grande porque los actores han dejado por el camino otros proyectos, pero se metieron en esto por placer artístico, porque no somos gente de dinero, aunque sí de experiencia”, señala la directora para la que esta obra habla de una gente que está en torno a la cuarentena y a los que les es muy difícil conciliar la libertad con la vida familiar. “Gente en un contexto cultural donde los valores están muy cambiados, se ha dado valor al dinero, al status, a la libertad de no comprometerse con nada, y cuando te enfrentas a cosas como un hijo, no sabes que hacer y se quedan sin capacidad de reacción”, señala Galán. Ella habla de una cultura, literaria, cinematográfica…, en la que estamos sumergidos y que no nos da respuestas a cosas como vivir, tener hijos….. “Bärfuss nos coloca frente a un espejo. Disecciona su universo afectivo y en él estamos todos reconociéndonos como seres egoístas y falsos dadores de amor”. Y para ello el autor parte de una situación casi cómica y absurda que desemboca en una tragedia terrible y Aitana Galán sucumbió ante este texto: “Porque es un teatro revelador e imprescindible que estimula la creación y un teatro para actores comprometido hasta la médula con el ser humano de hoy”.
En este caso, esos tres actores no han dudado a la hora de lanzarse al proyecto. El más joven, Críspulo Cabezas, dice que el texto pone en tela de juicio este mundo de maravillosa cultura: “Pero donde olvidamos los factores más básicos de nuestra vida, como son nuestras responsabilidades, al tiempo que toca temas como la incomunicación”.
Todos coinciden en señalar que el texto de lo que habla más es sobre la responsabilidad y la culpa. “El texto me dejó turulato, es un autor profundamente inteligente, deja al espectador espacio, no da todo mascado y hemos decidido defender esta historia a muerte, más allá de superproducciones o centros dramáticos”, apunta Roberto Enríquez que se ha quedado fascinado por como el autor habla a través de una pareja de las personas del siglo XXI que pertenecen a una clase media, con una ideología progresista, con buen nivel cultura. “Gente que a veces van de progres y liberales y cuando surge un conflicto aparecen sus prejuicios y su verdadera cara, en realidad estamos ante un retrato de una sociedad enferma en los afectos, y los tres personajes están perdidos y desequilibraditos, como lo estamos todos”.
Por su parte Ana Wagener, a la que en mitad de los ensayos le ha caído el Goya a la mejor actriz de reparto, se siente atraída por “todo lo que hay por detrás, por lo que no está escrito, pero lo ves”, dice esta actriz que tenía mono de teatro y que vuelve a coincidir con Roberto Enríquez, lo que para ella es una garantía de entendimiento. “Málaga nos pone frente a muchas cosas, pero el autor no entra a juzgar, sitúa a los personajes con todas las aristas que tiene el ser humano y nos cuenta cómo va este mundo, esta sociedad en la parece que estamos, no sé si enfermos, pero sí muy tocados, sometidos al estrés de la incomunicación, de la falta de contacto, de tacto, donde todos vamos hacia el abismo, caminando por una línea muy delgada a punto de caernos hacia un lado o hacia otro”
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