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Indignados en danza

Irrumpe en Matadero de Madrid este híbrido entre danza y teatro, creado a cuatro manos entre el dramaturgo alemán Falk Richter y la coreógrafa holandesa Anouk Van Dijk, que se hace preguntas incómodas sobre la crisis económica

Un momento del espectáculo 'Protect me', hasta el 26 de febrero en Matadero (Madrid).
Un momento del espectáculo 'Protect me', hasta el 26 de febrero en Matadero (Madrid).

Desorientación y desasosiego, aproximación al abismo, certeza de colapso y de caos, de inestabilidad e inseguridad. Esas sensaciones fueron las que recogieron el dramaturgo alemán Falk Richter (Hamburgo, 1969) y la coreógrafa holandesa Anouk Van Dijk (Velp, 1965) cuando comenzaron a indagar entre amigos y conocidos acerca de la situación de crisis económica que ya era evidente aquel octubre de 2010, fecha del estreno de Protect Me (Protégeme), espectáculo estridente y desestabilizador que intenta retratar el estado de emergencia permanente que la falta de liquidez planetaria nos ha empujado a vivir. No habían surgido entonces los movimientos de indignados pero la pieza ya los anunciaba y los ponía a bailar, los representaba en esos cinco actores, incluido un intérprete de 85 años, y cinco bailarines, que luchan en escena por mantener su anterior y ficticio estado de confort y comodidad económica, ese del que muchos gozaron antes del advenimiento de la crisis. Aunque ha pasado más de un año, la vigencia de Protect Me, desafortunadamente, hoy es aún mayor. Así se podrá constatar este fin de semana en Matadero de Madrid, que pone en escena esta coproducción entre el prestigioso grupo teatral berlinés La Schaubühne y la compañía de danza de Anouk Van Dijk.

La caída vertical

En sintonía con la realidad escénica actual, Protect Me es un híbrido que mezcla a los veteranos actores de la legendaria casa berlinesa con los atléticos bailarines de la agrupación de Ámsterdam, en una suerte de espectáculo total que, literalmente, ocupa todo el espacio de la sala y se mueve a velocidad de vértigo bajo una música electrónica atronadora. Richter, dramaturgo y director asociado a Schaubühne, aportó su verbo ácido e incisivo, ya célebre en Berlín gracias a sus numerosas obras teatrales que se dedican a diseccionar con sentido crítico la realidad política. Van Dijk, por su parte, trabajó tanto con los bailarines como con los actores la noción de desorientación física a partir de la Countertechnique, una técnica de danza de invención propia, que ya forma parte del programa de estudios de danza de la Rotterdam Academy, célebre escuela holandesa. No se trata de una técnica de movimiento para bailar como podrían ser las técnicas Graham o Cunningham sino más bien una serie de herramientas orientadas hacia el despertar de una conciencia del cuerpo. “Tiene que ver con la manera cómo el cuerpo se relaciona con el espacio”, ha explicado la coreógrafa. “No está relacionado propiamente con lo coreográfico, sino más bien con la forma en que el bailarín o el actor entiende su propio cuerpo y la manera en que puede sacarle mejor partido a su potencial físico”.

La ventaja de la Countertechnique radica en que puede adaptarse a las necesidades de una coreografía, es capaz de amoldarse a los conceptos y no al revés. Una vez que los dos creadores tuvieron claro que el camino del espectáculo debía apuntar hacia el caos que ha generado la crisis, Van Dijk supo que debía profundizar en un aspecto específico de la Countertechnique que ella ha bautizado “la caída vertical”. Es una manera física de desplomarse que encaja perfectamente con la idea de derrumbamiento moral y emocional que ha generado la catastrófica situación económica.

Confianza

A pesar de que han seguido sus propios caminos y trayectorias de una manera individual, Richter y Van Dijk han ido coincidiendo a lo largo del tiempo porque sienten que cada uno desde su propia disciplina tiene una similar manera escénica de mirar y entender el mundo. Se conocieron hace 15 años en un festival de Hamburgo, en el que él, entonces un joven e ilusionado dramaturgo, se ganaba un dinero como chofer del evento, y ella, una bailarina que ya tenía en mente inquietudes coreográficas, llegaba como intérprete de la compañía Pretty Ugly Dance Company. En sus primeras conversaciones descubrieron sus intereses similares. En 1999 hicieron juntos Nothing Hurts, pero el verdadero éxito les llegó con Trust (2009), una incisiva obra de teatro y danza sobre el tema del colapso, que fue la primera colaboración de la compañía de Van Dijk con el equipo de la Schaubühne. El éxito fue tal, que recibieron una nueva invitación de la casa berlinesa para otra colaboración que se convirtió en Protect Me que, de alguna manera, es una secuela de Trust.

El equipo de danza holandés, que la semana pasada estuvo con Protect Me en Sevilla, irrumpe en Madrid justo en el momento de su disolución. En abril próximo estrenarán en Alemania Rausch, una nueva colaboración entre Richter y Van Dijk, pero de inmediato la coreógrafa cierra su agrupación y se radicará en Australia después del verano para encargarse de la dirección artística de la compañía Chunky Move. Sin embargo, asegura que esta lejanía física podría implicar una manera de establecer un puente, estrechar lazos y poner en pie colaboraciones entre el nuevo y pujante movimiento de la danza australiana con el de Europa.

Protect Me. Hasta el domingo 26 en Matadero (Madrid). www.mataderomadrid.org

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