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CLÁSICA

Desigual

La integral de las cuatro sinfonías de Brahms ha puesto de manifiesto, de nuevo, la desigualdad de nivel alcanzado en las interpretaciones de la Orquesta de Valencia. Incluso cuando, como esta vez, aborda obras del mismo compositor y con un director que, además, es su titular. Las sinfonías tercera y primera (sesión del día 11) no entusiasmaron -porque no basta tocar con corrección- pero tuvieron, en conjunto, una calidad digna. En la cuarta y la segunda (sesión del día 18), por el contrario, se pasó de lo lamentable a lo estupendo. Es más: podría pensarse que la ubicación del op. 73 en último lugar obedecería a que, por el motivo que sea, es esta la que mejor se saben y la que mejor comprenden. El oyente se queda así con buen sabor de boca, tanto por lo que se refiere a los instrumentistas como a la batuta de Yaron Traub. Porque en la Segunda Sinfonía fue magnífica la entrada inicial de las trompas, el ajuste a lo largo de todo el primer movimiento, las diversas enunciaciones de ese tema tan emparentado con el Wiegenlied, la naturalidad y el calor con que los violonchelos abordan el Adagio non troppo, la segunda línea de los cobres -tan otoñal-, el carácter exacto del tema que las maderas protagonizan en el Allegretto... en definitiva: todo o casi todo. Por el contrario, la Cuarta Sinfonía, quizás la más hermosa, sufrió desajustes ya en los primeros compases (y lo que siguió), no hubo ninguna tensión en ese motivo que, como una llamada, la recorre con inquietud, los vientos anduvieron inseguros, le faltó ligereza al tercer movimiento y, en el último, ni el director ni la orquesta parecían tener un norte claro. En la sesión anterior no hubo tantos contrastes. Cupo el lirismo en los movimientos centrales, mientras que en los extremos, más rápidos, el sonido se hizo áspero y parecían estar cogidos con alfileres. Con todo, en ambos días hubo buenos solos y momentos realmente conseguidos. No se entiende, sin embargo, que, teniendo capacidad para tocar muy bien, se haga sólo regular. ¿Faltan ensayos a veces? ¿Flojea la compenetración entre el director y los músicos? ¿Dónde está la causa de estos rendimientos -no es la primera vez que pasa- tan sumamente desiguales?

Integral de las sinfonías de Brahms

Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Palau de la Música. Valencia, 11 y 18 de noviembre de 2011

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