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Columna
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El cabreo

Hay otros directores de cine que han dado rienda suelta a su cabreo con los festivales por no haber estado su película en el palmarés, aunque no de manera tan directa como esta vez la de Arturo Ripstein, que ha acabado estando en el candelero más por sus exabruptos que por la película en cuestión, Razones del corazón, por cierto muy bien recibida por casi todos. Ripstein es, él mismo lo dice, en algunos momentos un hombre irascible e iracundo, aunque por lo general es cordial y con buen humor. Le puede dar el arrebato, luego se disculpa. En el festival de Donosti ha participado en varios jurados, y su paciencia para convencer a los demás fue a veces notoria, como cuando, por ejemplo, discutió apaciblemente con el anciano Robert Wise, a quien la película que resultó ganadora aquel 1994, Días contados, de Uribe, le parecía poco menos que pornográfica. En su buen inglés Ripstein le fue convenciendo de que no era así, de que como mucho podía considerarse ginecológica; al final todos acabaron felices.

Sobre los improperios de Ripstein y su posterior arrepentimiento se ha escrito mucho, incluso que quizás tenga razón en algo de lo que dijo, dado que es frecuente que en San Sebastián los distintos jurados acaben cada año por premiar películas muy diferentes a las preferidas en la quiniela de la crítica. Un sambenito más. Hasta se ha insinuado que la dirección del festival debería hacer algo al respecto, es decir, que no se acepte que los componentes de cada jurado sean libres en sus decisiones (!). Sin embargo, el lema de la organización de los festivales es que cualquier película que compita es susceptible de ser considerada como la mejor de todas, por algo la eligió el comité de selección. Lo que sí que podría ponerse en cuestión es el hecho mismo de la competición, pero eso sí que es intocable; paradójicamente, si no la hubiera, disminuiría drásticamente el interés, o al menos el morbo. Muchas veces una película no premiada acaba siendo, precisamente por la polémica, más notable que las galardonadas. Como seguramente ocurrirá con Razones del corazón. Ahora todos la quieren ver.

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