La Unesco comienza a decidir los nuevos lugares Patrimonio de la Humanidad
Dentro de España, el paisaje cultural de la Sierra de la Tramontana podría entrar en la lista
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha iniciado hoy en París su sesión anual en la que decidirá si 37 nuevos sitios, naturales o culturales, entran en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad por su valor universal excepcional. Antes del próximo día 29, fecha en la que acaban las reuniones, se conocerá si lugares como la fuente Jesús de Mombasa, en Kenia, o la obra arquitectónica de Le Corbusier en Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, Japón y Suiza entran a engrosar una lista que ya tiene 911 lugares, 42 de ellos en España.
El paisaje de la Sierra de la Tramontana, en Mallorca, es el candidato español que podría ser uno de los elegidos como lugar único en el mundo. "Es un paisaje modelado por el hombre de manera muy intensa, que atestigua una continuada interacción entre el hombre y la naturaleza a lo largo de los siglos", dice el documento que se ha presentado para justificar su valor universal.
Para la consejera del territorio de Mallorca, María Luisa Dubón, la sierra es "la joya de la corona" de la isla de Mallorca. Tiene elementos propios de las civilizaciones que han pasado por ella, sobre todo la islámica, y un paisaje abrupto y especial. En los 90 kilómetros que mide de extremo a extremo, hay diferencias de altura entre los 1.300 metros y el nivel del mar.
Pero para Dubón, entrar en los lugares Patrimonio de la Humanidad tiene una especial importancia: esto le daría a la región garantías de conservación. "En Mallorca se ha jugado mucho con el binomio riqueza a cambio de territorio. Con la incursión de la Tramontana se consigue dignificar el territorio y lograr un turismo más cultural, más selectivo, que atraiga riqueza pero sin deteriorar el medio". El próximo día 23, Dubón tendrá que defender la sierra en París, ante el Comité del Patrimonio Mundial.
Aunque para Dubón conseguir introducir a la Tramontana entre los lugares únicos sería la exitosa culminación a varios años de trabajo, para la Unesco esta inscripción no marca un final, sino un principio. Lucía Iglesias, portavoz de la Unesco, lo explica: "Entrar en esta lista le otorga a la comunidad internacional la soberanía de ese sitio, ya que los lugares se comprometen a entregar periódicamente un informe de conservación. Así, se exponen a que si quieren construir un parking o una torre no puedan hacerlo". Entrar es, pues, tener un vigilante encima, pero supone "un principio de conservación para las generaciones futuras".
Los 37 lugares candidatos este año han sido examinados por dos organismos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), que emite un dictamen sobre los sitios culturales, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que opina sobre los bienes naturales. Pero su veredicto no es vinculante. Estos órganos emiten informes, favorables o no a la entrada en la lista, y los entregan al Comité Patrimonial, que es el organismo encargado de tomar la decisión final.
El Comité del Patrimonio Mundial está integrado por representantes de 21 países elegidos por los estados que participan en la convención, que desempeñan un mandato de cuatro años de duración. De media, cada año son aceptadas en la Lista del Patrimonio Mundial cuatro de cada diez candidaturas.
Lugares en peligro
Además de seleccionar a los nuevos lugares Patrimonio de la Humanidad, el Comité revisa la lista del Patrimonio Mundial en Peligro, aquellas zonas que están en riesgo de perder su valor excepcional y que, incluso, podrían desaparecer de entre los lugares distinguidos. Hasta hoy hay 34 lugares inscritos.
Este año el ICOMOS y la UICN han examinado 169 sitios y han decidido que 8 sean candidatos a entrar en la lista de lugares en peligro. Aunque los destinos son confidenciales, se ha sabido que la ciudadela inca del Machu Pichu en Perú podría entrar en la lista, por la excesiva explotación turística que sufre.
Cada año, estos organismos revisan los lugares en peligro, para ver si han dejado de estarlo. Como recuerda Lucía Iglesias, hay casos en los que la Unesco decide que el peligro ha pasado como sucedió, por ejemplo, en las Islas Galápagos. Fueron incluidas en el 2007 porque tenían especies invasivas no autóctonas y un exceso de turismo. El Gobierno de Ecuador se puso a trabajar en la zona y en el 2010 las islas fueron sacadas de la lista negra.
Pero también existe la posibilidad de que esa inclusión acabe en tragedia, con la retirada del título de Patrimonio de la Humanidad. En 39 años, apunta Iglesias, ha ocurrido en dos ocasiones. La primera, en el Santuario del Oryx árabe de Omán, que fue distinguido en 1994 y en 2007 perdió su estatus porque se descubrió que había petróleo y el Gobierno prefirió su explotación a la protección del territorio. La segunda, en 2009, en el Valle del Elba en Dresde, Alemania, cuando se construyó por necesidades y decisión de la población un puente de varios carriles que alteraba el paisaje.
La Unesco tiene un fondo económico de 4 millones de dólares anuales para realizar actuaciones de protección de los lugares Patrimonio, especialmente cuando se producen situaciones de emergencia. Lo utilizan, sobre todo, los países en desarrollo.
Babelia
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