Amaral convierte la presentación de su nuevo disco en un alegato anti político y pro 15-M
"Las canciones son de todos", dice Amaral sobre el uso de 'Sin ti no soy nada' por parte de Rubalcaba
Venían a hablar de su disco, pero siempre hay cosas (música, ideas, revoluciones) que "están en el aire", como suelen decir Eva Amaral y Juan Aguirre. Conceptos que monopolizan las conversaciones y acaparan los titulares. El grupo Amaral tomó el escenario de la sala Sol a la una de la tarde de este lunes para anunciar la llegada inminente de su próximo disco, Hacia lo salvaje, y acabaron hablando de cómo han visto esperanza en la calle, y de que gracias al movimiento 15-M quizá no sigamos con "la misma mierda de siempre hasta el final".
Ocurrió después, cuando los reporteros comenzaron con la ronda de preguntas. Antes, Eva y Juan subieron al escenario con guitarras acústicas y tocaron ante una audiencia rara de fotógrafos y periodistas dos temas del álbum que editarán en septiembre con su propio sello. Luego se dejaron enredar tímidamente por la madeja política y el amanecer ciudadano. Contaron cómo les llena de orgullo, según Aguirre, compositor y guitarrista, que la letra de uno de sus temas, Revolución, apareciera transcrita en algún panfleto repartido entre los manifestantes del 15-M. Y mencionó la extraña capacidad de Eva, letrista y cantante, para captar eso que anda vagando por las ondas, sean música o movimientos sociales.
Ambos se han dejado caer en alguna ocasión por las concentraciones de Sol. Juan Aguirre añadió que no cree que existan "la izquierda y la derecha, sino un partido único, el PPOE, algo así como el PRI, que responde ante los mismos intereses, los del Fondo Monetario Internacional".
También criticó la dialéctica de los políticos (peleas escolares, las llamó) y mencionó cómo en ese cruce lo pueden acabar nombrando a uno, como ocurrió con el vicepresidente del Alfredo Pérez-Rubalcaba, cuando citó una canción suya en el Congreso para defenderse de la insistencia del PP con el caso Faisán. Enseguida zanjó el asunto. "Las canciones son de todos, dijo. Hemos venido a hablar de nuestro disco".
Un álbum en el que han estado trabajando en su estudio del centro de Madrid, cerca de Acampada Sol, y simultáneamente a las concentraciones. Por eso, según comentó el dúo de Zaragoza, algo de toda esa protesta se encuentra en las letras y la energía del álbum. Llevaban casi dos años recopilando melodías, acordes y estrofas. Hace un par de meses seleccionaron 12 temas. Desde entonces han estado grabando y puliendo, encerrados en su Bat-cueva, así llama Eva al estudio. Y en ello siguen, con una "rutina caótica", pero perseverante. Él suele llegar a primera hora "con el fresquito", en bicicleta, y suele marcharse el último, de madrugada. Perfeccionista y obsesivo, duerme poco y suele darle mil vueltas al sonido. "Es como un cyborg", bromea Eva. (Ella es "más visceral", dice Juan).
Su disco, contaron, toma un rumbo inexplorado, una "evolución natural", con guitarras a mayor volumen y "un sonido más crujiente", según Eva. Dentro de una semana volarán a Nueva York para mezclar y masterizar el álbum con Michael Brauer y Greg Calbi, cuyas manos han bruñido los trabajos de The Rolling Stones o Bruce Springsteen.
Con esta cita no sólo pretendían anunciar su sexto disco. También se presentaban en sociedad como un grupo sin ataduras discográficas. Amaral ha abandonado a la multinacional EMI, ha creado un sello propio llamado Antártida, como uno de los temas del nuevo álbum, y se ha rodeado de personas conocidas con las que se sienten cómodos para llevar la promoción, la distribución y la contratación. Quieren controlar todo un poco más. Equivocarse quizá. Aprender de sus errores. Eso han ido buscando. Autogestión. Esas cosas que están en el aire.
Babelia
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