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El románico catalán, según Cuní

Tv-3 estrena hoy un reportaje sobre el arte de los Pirineos de los siglos XII y XIII y repasa los robos, expolios y vicisitudes vividas en los últimos cien años

Una de las imágenes que más sorprenden de L'Aventura del romànic, el documental que esta noche estrena TV-3 dentro del programa Sense Ficción (21,55 horas) es ver como algunos de los vecinos de las aldeas del Pirineo leridano defiende su patrimonio. En Ainet de Besan, los 54 vecinos de la localidad custodian, por turnos, una espléndida cruz procesional de madera del siglo XII por temor a los ladrones. Lo mismo hacen las vecinas de Conques, que se turnan para llevarse a casa (de forma secreta) la imagen de la virgen del pueblo, una talla policromada de más de medio metro, para que no se la lleven a un museo. Es normal su actitud, esta zona catalana ha sido la que más obras de arte románico ha producido, pero la que más ha sido expoliada. Del orden del 80% del total, según algunos los especialistas.

Tras más de un año de trabajo y de entrevistar a un gran número de personas que, de forma cotidiana, están en contacto con el románico catalán, el periodista de Tv-3, Josep Cuní, se adentra en la problemática de este arte y las vicisitudes -robos, ventas clandestinas, expolio y exilio-, que ha vivido a lo largo de más de un siglo hasta nuestros días. Desde su descubrimiento a comienzos del siglo XX por estudiosos como Josep Puig i Cadafalch y Lluís Domenech i Montaner, hasta catedráticos universitarios, directores y conservadores de museos, pasando por coleccionistas como Lluís Plandiura, que no sale muy bien parado por sus ventas de arte a coleccionistas extranjeros o Frederic Marés, que tras reunir más de 55.000 objetos los donó a la ciudad de Barcelona. Todos pasan por los 60 minutos del programa. "No es la historia del románico, ni un documental, es la explicación en clave televisiva de los hechos que llevaron a la salvaguarda este arte", aseguró Cuní durante la presentación del programa en la sede del MNAC, que acoge la mejor colección de pintura mural románica del mundo, acompañado de la directora de la cadena autonómica, Mònica Terribas, y políticos como el Director General de Patrimonio, Joan Pluma y el presidente de la diputación de Lleida, Jaume Gilabert.

Cuní asegura haberse documentado con todo lo que se ha publicado sobre el tema. Se nota. Y se vanagloria de haber recuperado algún trabajo poco conocido, como el del historiador Jordi Campillo, que estudió, tras acceder a documentación de los archivos eclesiásticos en el que quedaba patente lo que se sospechaba: que muchos párrocos vendieron el patrimonio eclesiástico como consentimiento de sus superiores. Ya estaba publicada. Durante el programa el veterano periodista viaja a los museos de The Cloisters de Nueva York y de Fine Arts de Boston, en eStados Unidos, donde se conservan piezas procedentes de Lérida, y nos traslada, en fracción de segundos, desde estos museos a iglesias, donde, en el mejor de los casos las pinturas han sido sustituidas por copias o proyecciones.

¿Se ha de restituir el arte románico a sus lugares de origen? pregunta Cuní casi al final del programa. La mayoría de sus entrevistados responden, de forma prudente, que la reclamación es una cuestión casi romántica porque las compras están abaladas por recibos. Tan solo Campillo asegura que las piezas han de estar en los lugares donde se crearon porque es allí donde tienen sentido. Y ahí coincide con las vecinas de Conques que aseguran al principio del reportaje: "Para nosotras nuestra virgen es algo más que un trozo de madera de colores".

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