La sobrevaloración económica empaña las subastas

La temporada de subastas de primavera neoyorquina, inaugurada el pasado martes en Sotheby's, ha vuelto a subrayar una tendencia que quedó clara desde el principio de la crisis económica: a pesar del miedo, el arte sigue siendo un valor seguro por el que los grandes capitales siguen apostando pero cuando los precios están sobrevalorados, la clientela no se deja engañar. Los resultados de una subasta dedicada al arte moderno y que aspiraba a recaudar entre 160 y 229 millones de dólares hablaron claro: el total recaudado se quedó en 170 millones, principalmente porque los precios de varias de las piezas que se ofrecían no se correspondían con su calidad y finalmente, o se vendieron más baratas de lo previsto o no encontraron comprador, incluidos dos lienzos de Picasso, considerado el 'blockbuster' del mundo de las subastas.

Sobre la mesa había ocho lotes del pintor malagueño, entre ellos Femmes Lisant (Deux Personnages) que se vendió por 14.4 millones de euros, la venta más cara de la noche pero dos millones por debajo de la estimación mínima. El retrato surrealista de Marie Therese Walter, una de las múltiples amantes y musas del pintor, databa de 1934 y en ella la joven aparece leyendo un libro junto a su hermana en un lienzo cargado de colores estridentes que sin embargo, pese a la publicidad que trató de darle la casa de subastas, no acabó de convencer a los coleccionistas, que apenas se pelearon por conseguirlo. Couple a la guitarra, otra de las piezas del malagueño, tampoco alcanzó las cifras estimadas y fue vendido por 6.5 millones de euros. En un mercado saturado de picassos medios pero al que los excelentes sólo llegan muy de vez en cuando, los intentos de las casas de subastas por sobrevalorarlos son continuos pero esta vez parece que no han surtido efecto. Claro que aún queda por ver qué ocurrirá en Christie's cuando esta noche salga a la venta Les femmes d'Alger, version L (1955), un lienzo por el que esperan recaudar entre 13 y 20 millones de euros y que sí está muy bien considerado entre los críticos.

El artista español Miró también fue víctima de la sobrevaloración económica y su obra 'Cabeza' fechada en 1974, tampoco encontró comprador. Su precio se estimaba cerca del millón de euros pero cuando arrancó la puja en 540.000 euros no se levantó ni una mano para adquirirlo.

Le ocurrió lo mismo a la escultura de Paul Gauguin Jeune Tahitienne, en madera pintada. Su precio se estimaba entre 6.7 millones de euros y 10 millones de euros. Nadie pujó por ella, aunque Sotheby's tenía un contrato de preventa con un comprador en caso de que no se vendiera durante la subasta. De ahí que finalmente la escultura acabara en manos de un coleccionista privado por 7.5 millones de euros, un precio que pese a todo, se convirtió en record para una escultura del pintor.