Un niño mimado ningunea a Actual
Tricky ningunea a la organización del festival Actual de Logroño... y a los 2.300 espectadores que acudieron al primero de los conciertos celebrados este año
El chico malo de Bristol, Adrian Thaws, más conocido como Tricky, demostró anoche en Logroño que sobre un escenario no es más que un niño mimado y onanista. Considerado cabeza de cartel natural de la presente edición del festival Actual, el autor de Maxinquaye (1995) ninguneó a la organización del evento y, lo que es bastante más grave, a los 2.300 espectadores que acudieron al primero de los conciertos celebrados este año en el Palacio de los Deportes.
Aceptamos que un artista pueda viajar la misma tarde de la actuación desde Londres y llegar justo a tiempo para salir a escena renunciando a la prueba de sonido; que pueda exigir que su concierto sea el único del festival que RNE 3 no grabe; y que se niegue también a que el escenario permanezca casi en penumbra y las cámaras no funcionen obligando a que los espectadores más alejados apenas intuyan la escuálida silueta con el torso desnudo del británico. Lo que ya se antoja inadmisible es que un músico de la talla de Tricky ofrezca un espectáculo rácano, apático y perezoso.
Y eso que la función comenzó prometedora. Una intro con los acordes del Sweet Dreams (Are Made Of This) de Eurythmic's dio paso a una revisión de temas como Murder Weapon, single de su último trabajo de estudio, Mixed Race (2010), un disco de apenas 30 minutos con el que el gurú del trip-hop y antiguo miembro de Massive Attack vuelve a demostrar su maestría para combinar raíces británicas, sonidos jamaicanos e influencias africanas. Una potente batería, una guitarra por momentos desgarradora, un bajo con fuerza y una buena dosis de sampler sirvieron para construir esas densas e hipnóticas atmósferas de las que tanto gusta el de Bristol; rock, hip-hop, trip-hop, electro-pop, rap-metal, electrónica... sin duda, lo mejor de un concierto de Tricky es su eclecticismo para abordar casi cualquier palo musical.
Sin embargo, la actuación no transcurría por los cauces esperados; haciendo alarde de una actitud en exceso distante, gran parte del tiempo de espaldas, Thaws parecía estar por allí de paso, y fue la vocalista Franky Riley, una italo/irlandesa con una voz dulce que acompaña al británico en las giras de los últimos años, quien asumió todo el peso de la actuación.
Divo con ínfulas de Iggy Pop negro
Mediado el concierto y al ritmo del Ace of Spades, de Motorhead, este divo con ínfulas de Iggy Pop negro, que desafío la ley Antitabaco fumando en repetidas ocasiones, se bajó del escenario e invitó a subir a casi un centenar de afortunados que se agolpaban en las primeras filas. Se produjo entonces una escena insólita, con Tricky contorsionándose rodeado de decenas de jóvenes enfervorizados. Un momento curioso que este músico acostumbra a celebrar en sus actuaciones y que, por momentos, le hizo parecer más cercano al público. Sin embargo, un rato después, la escena se repitió con una decena de personas y entonces el efecto resultó contraproducente y machacón.
Llegó el momento del bis y cuando los músicos regresaron a sus puestos, la intensidad del concierto cayó en picado para terminar con el final de actuación más frío que un servidor recuerda en este festival. Más entusiasmo derrocharon los miembros de Katembre Proyect, un grupo angoleño que llegaba a Actual con su primer álbum, Made in Angola, y el propósito de difundir el kuduro, un estilo que fusiona música tradicional de su país y electrónica occidental. La guinda a una noche de música negra la puso Eddie, un DJ riojano.
Babelia
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