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Flamenco para la memoria

La compañía Trànsit Dansa recupera con la coreografía 'Somorrostro' la historia del barrio de barracas de Barcelona donde nació Carmen Amaya

Carmen Amaya nació allí, en el Somorrostro, el barrio de barracas que creció sobre la arena de la playa de Barcelona arrullado por historias de inmigración, supervivencia, marginación y flamenco, mucho flamenco. Situado entre la Barceloneta y el Port Olímpic, el barrio pervivió hasta la década de 1960, cuando sus habitantes fueron trasladados a los grandes polígonos de la periferia. Hoy es nombre casi olvidado de la topografía barcelonesa.

"Muchos de los bailarines de la compañía nunca había oído hablar del Somorrostro", comentaba ayer extrañada Maria Rovira, directora de Trànsit Dansa, que se ha inspirado en el barrio para su última coreografía. La estrenará el 31 de agosto en el teatro Romea dentro de Dansalona, un nuevo festival en el que participan 13 teatros de Barcelona unidos para programar espectáculos de danza durante agosto y septiembre.

"Durante años se ha intentado borrar de la memoria todo lo relacionado con este tema, aunque esta historia tiene mucho que ver con las actuales olas de inmigración y su aportación cultural a la ciudad", explica la coreógrafa catalana. Según Rovira, el montaje —"que aún se está perfilando"— contará con la proyección de fotografías e imágenes de la zona que ha utilizado para documentarse y que mostrarán las duras condiciones de vida en las barracas de este barrio. "He visto muchas imágenes, entre ellas las de Los Tarantos, en referencia a la mítica película de Francisco Rovira Beleta protagonizada por Antonio Gades y Carmen Amaya en la que se explica la rivalidad entre dos familias gitanas de la periferia chabolista de la Barcelona franquista y que llegó a las puertas del Oscar en 1963.

Acercarse a la gran bailaora le ha dejado tan buen sabor de boca a Rovira, que ya está preparando una coreografía centrada en Amaya para el año que viene. "Creo que es una artista olvidada y que Barcelona no le ha reconocido lo mucho que ella le dio", lamentó. "De hecho, la única escultura que la recuerda está en un rincón perdido de la montaña de Montjuïc".

Antes del estreno de Somorrostro, Rovira y su compañía interpretan desde ayer, en el mismo teatro, otras dos coreografías que también resultarán novedad en la ciudad. Una, Paso distinto, se estrenó hace un tiempo en el Festival de Granada y hasta ahora no se había presentado en Barcelona. Es la primera incursión de la coreógrafa en el flamenco, algo que hizo, dice ,"con mucho respecto". "Aquí el proceso ha sido inverso; trabajamos con bailaoras granadinas de flamenco puro y duro que nunca habían bailado otra cosa que no fuera flamenco", comenta. En este montaje, las bailarinas ejecutan los pasos flamencos con música, explica, "dificilísima" compuesta por Joan Albert Amargós y Salvador Niebla y "extrapolando los movimientos a la danza contemporánea". En la segunda parte, y con música de Manuel de Falla, se enfundan la bata de cola "una prenda fascinante de la que he descubierto muchas de sus posibilidades ahora".

Paso de baile se acompaña de una segunda pieza, No Man's land, que Rovira estrenó en 1996 en Nueva York y que después pudo verse unos días en el Mercat de les Flors. "Pese a los años que han transcurrido no se ha hecho antigua", afirma Rovira. Ambas coreografías se podrán ver hasta el día 29 de agosto, cuando tomará el relevo su revisitación del Somorrostro.

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