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Mark Knopfler, 'sultan' de Córdoba

El guitarrista clausura el Festival de la Guitarra con un repertorio compartido en sano equilibrio por temas de su carrera en solitario y de los Dire Straits

A pesar de que las seis cuerdas de Mark Knopfler no suenen tan rockeras como lo hacían en Dire Straits, el escocés ha demostrado en Córdoba a 12.000 personas que es un músico con un lenguaje personal, y no solo el vestigio de una de las bandas que mayor influencia han dejado tras de sí en los últimos 50 años. Knopfler acudió al Festival de la Guitarra con estatuto de estrella. Por eso se reservó para su actuación la plaza de toros el día de clausura de un ciclo por el que han pasado durante julio figuras incuestionables de la guitarra, como otros rockeros incombustibles llamados Deep Purple, el bluesman Joe Bonamassa o la leyenda del flamenco Paco de Lucía.

Puntual y con ganas a pesar de la lesión de espalda que le obligó a tocar sentado, Knopfler comenzó el fin de fiesta con un tema de aroma irlandés, Border River, acompañado por el aleteo de los miles de abanicos con los que los cordobeses intentaban aliviarse del calor. Knopler, de 60 años y conocido entre otras cosas por la peculiaridad de tocar como un diestro a pesar de ser zurdo, ha grabado seis discos en solitario desde que en 1996 inició un camino mucho más tranquilo que el de los Dire Strait con el disco Golden Heart. A lo largo de sus sucesivos trabajos ha ido desarrollando el pulso con tintes folk que caracteriza al álbum Get Lucky que presentó ayer en Córdoba.

A pesar de que con el tema What It Is, de su segundo trabajo,los ánimos del público comenzaron a levantarse y que después del chispazo, vino la confirmación con Sailing to Philadelphia, de impecable interpretación y donde Knopfler se ha podido lucir a gusto, es con las viejas canciones cuando la concurrencia se sentía más a gusto y la banda brillaba más. Consciente de ello, el guitarrista ha recurrido al mismo esquema tosa la velada: un poco de hielo dentro de un vaso de fuego; material nuevo de vertiente más intimista combinado con los grandes éxitos de Dire Straits. Antes de que llegara el festival Dire, Coyote y Hill Farmer's Blues sirvieron para abrir apetito. A partir de ahí, la mítica Romeo & Juliet, que Knopfler ha interpretado con su dobro, ha abierto una nueva fase. En un guiño a sus seguidores, la banda la han instrumentalizado en clave de swing avisando de lo que venía después: la eterna Sultans of swing, aunque tocada al nuevo estilo Knopfler. Los primero "torero, torero" han comenzado a sonar en la plaza y ya no la abandonaron. Llegaron a su eclosión con otro de los clásicos de la banda: Speedway at Nazareth, un tema que crece hasta dejar exhaustos tanto a la banda como al público, atado a la silla con su interminable punteo. Mark no quiso que la cosa quedara ahí: prosiguió con su cóctel de frío y calor, y el público lo aplaudió.

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