"Me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes"
José Emilio Pacheco recibe el galardón más importante de las letras hispanas con referencias a Internet y al español de México
"Nada de lo ocurre en este cruel 2010 (de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta países como México) era previsible al comenzar el año. Todo cambia, todo se corrompe, todo se destruye, sin embargo, en medio de la catástrofe siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos repuestas, el misterio y la gloria del Quijote". Con estas palabras el poeta mexicano José Emilio Pacheco ha cerrado, en la solemnidad del paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henarés, un discurso austero (carente -como sus versos- de artificios) con el que ha aceptado el Premio Cervantes.
[Lee aquí el discurso íntegro de Pacheco, en PDF ]
Pacheco (Ciudad de México, 1939) ha tendido -pese a su encorvada figura que ha marcado los tiempos de la ceremonia- un robusto puente entre México y España, entre la realidad y la ficción y entre el niño que descubrió el Quijote en 1947, en una obra de teatro, y el que recibió el año pasado la noticia del Premio Cervantes, en una llamada telefónica de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
El poeta ha vinculado también el español de México y el de España: "Me asombra que necesiten nota al pie términos familiares en el español de México, al menos en el México de aquellos años remotos: "de bulto" como las estatuillas de los santos que teníamos en casa; "el Malo" (el demonio); "pelillos a la mar", (olvido de las ofensas); "curioso", (inteligente). Y tantas otras: "escarmenar", "bastimento", "cada y cuando".
Entre México y España
Quizá ha sido obra del Malo el hecho de que en el discurso de Pacheco haya bailado la fecha de la publicación del Quijote cuando el poeta ha señalado que ignora "si podría demostrarse que el primer ejemplar del Quijote llegó a México en el equipaje de Mateo Alemán y en el mismo 1506 de su publicación. El autor del Guzmán de Alfarache había nacido en 1547 como Cervantes y estuvo en aquella Nueva España que don Miguel nunca alcanzó". El Quijote no se publicó en 1506, sino en 1605 . El Ministerio de Cultura ha contribuido a la confusión, quizá también influido por el Malo, y en la copia del discurso enviada a los medios ha ofrecido una nueva opción: 1606...
Erratas al margen, en ese ir y venir entre México y España, Pacheco ha introducido la figura "del gran cervantista mexicano de hace un siglo, Francisco A. de Icaza [...], el mexicano de España y el español de México, a quien no se recuerda en ninguna de sus dos patrias. En todo caso sobrevive en el poema que le dedicó su amigo Antonio Machado: "No es profesor de energía / Francisco A. de Icaza, sino de melancolía". Y en la inscripción que leen todos los visitantes de la Alhambra. Otra leyenda atribuye su inspiración al mismo mendigo de quien habló también Ángel Ganivet: "Dale limosna, mujer/ pues no hay en la vida nada/como la pena de ser/ciego en Granada". Mendigo se ha calificado a sí mismo Pacheco y con él, a todos los literatos: "Casi todos los escritores somos miembros de una orden mendicante".
El poeta ha transitado en sus palabras por el Siglo de Oro, también por el XIX y el XX, hasta pararse en la más rabiosa actualidad y llegar al papel de la Red. "Como todo, Internet es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas", ha dicho cosechando las sonrisas de González-Sinde y del presidente Zapatero.
Juan Cruz y José Andrés Rojo hablan sobre José Emilio Pacheco en sus blogs
Babelia
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