_
_
_
_
Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Perlas orientales

Hay, desde hace mucho tiempo, perlas orientales dedicadas al cultivo del repertorio occidental. La capacidad, no sólo de asimilación, sino de puesta al día, a pesar de raíces tan distintas, resulta asombrosa. Los nombres de Seiji Ozawa, del Tokyo String Quartet, de Midori, del Bach Collegium Japan, entre muchos otros, bastarían para demostrarlo. Pero no es oro todo lo que reluce. Algunas de esas perlas, que circulan hoy por las más prestigiosas salas de concierto, y que ganan importantes concursos, parecen producto de una combinación fatídica. No es nueva, y en el caso del piano, se reduce a lo siguiente: velocidad más marketing. Parece que es la receta del éxito. Valencia no ha sido una excepción. El 24 de enero degustamos el producto con Lang Lang. Y el pasado martes, con Yundi, más conocido, quizás, como Yundi Li.

CICLO DE CÁMARA Y SOLISTAS INTERNACIONALES

Yundi (piano). Monográfico de Chopin. Palau de la Música. Valencia, 30 de marzo de 2010.

El pianista presentó un ambicioso monográfico de Chopin, variadito, con nocturnos, mazurcas, polonesas (el op. 22 y el 53, nada menos) y la sonata número 2. Sólo esta última requiere un tiempo de reflexión y de práctica anonadante. Hay demasiada música ahí. Y demasiado piano. Como para desbordar a cualquier intérprete. Se necesita, para ejecutarla, una mirada muy amplia y madura sobre el universo del compositor polaco. Los deditos son condición necesaria, pero no suficiente. Sobre el uso del pedal cabría decir lo mismo. Luego -o, quizás, antes- viene la pulsación, con sus gamas infinitas, y el fraseo, rubato incluido.

Hubo roces. Bastantes. No gustan nunca, pero Rubinstein también los tenía y, a pesar de ello, enamoraba. El pedal se utilizó más para encubrirlos y enfatizar que para colorear la música. La velocidad, desde luego, a porrillo: se jugaba al "más difícil todavía". Como Lang Lang. Pero con menor nitidez. El ataque fue percusivo y despiadado, inconcebible para Chopin. Los dos primeros movimientos de la Sonata aparecieron llenos de ángulos quebrados y espinosos. En los segmentos más apacibles del recital mejoraban los resultados, pero sin sobrepasar nunca la mediocridad. Esa manera de tocar, aparatosa y circense, no ayuda nada a comprender la música. Lo malo es que el público se está acostumbrando y, si esto sigue así, la imagen de los grandes compositores puede perderse en la niebla.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_