Claustrofobia en la sala de turbinas de la Tate
Un enorme contenedor de acero, obra del polaco Miroslaw Balka, es la última instalación para el espacio de acceso a la galería londinense
Un contenedor de 13 metros de alto, 10 de ancho y 30 de largo ocupa ya la sala de turbinas de la Tate Modern de Londres. Se trata de la última obra del artista polaco Miroslaw Balka (Varsovia, 1958), una creación para la serie Unilever que, cada año, transforma el gigantesco espacio de acceso a la galería británica y lo convierte en una experiencia diferente, y gratuita, para sus visitantes.
Si antes fueron enroscados toboganes o una gigantesca araña, en esta ocasión, quienes se acerquen hasta la antigua estación eléctrica de la orilla derecha del Támesis, encontrarán un espacio dentro de otro espacio. Una nueva sala que, completamente oscura por la ausencia de ventanas, genera una inquietante sensación de claustrofobia. Por si fuera poco, también se puede andar bajo la mole de acero, que ha sido montada sobre vigas y tiene una rampa para acceder a su interior.
Con su último trabajo, que oficialmente se inaugra mañana y podrá visitarse hasta el 5 de abril de 2010, Balka ha querido provocar a los visitantes una experiencia que es a la vez personal y colectiva, en la que intervienen la vista, el oído y el tacto. Al desasosiego que genera la oscuridad total, hay que añadir el elemento sonoro, ya que las paredes rebotan los sonidos.
El título de la obra, How it is (Como es), se inspira en una novela del irlandés Samuel Beckett, autor de teatro del absurdo y premio Nobel de Literatura en 1969, y está abierto a todo tipo de interpretaciones según ha señalado el propio artista. De momento, ya resuenan las alusiones al mito de la caverna de Platón, a los agujeros negros o al Cuadrado negro de Kasimir Malievich.
"Balka ha transformado con esta obra la arquitectura de la sala de las turbinas. Ha creado una fascinante cámara de acero que proporcionará una experiencia a un tiempo extraña y familiar a quienes penetren en ese espacio", ha explicado el director de la Tate Modern, el valenciano Vincente Todolí.
Miroslaw Balka ha acudido con su obra a algunas de las más destacadas citas del arte mundial, desde los Documenta de Kassel (Alemania) hasta las bienales de Venecia (Italia), Sydney (Australia) o Santa Fe (EEUU). Su creación combina instalaciones, con escultura y vídeo; y explora pasajes de su memoria personal combinados con la memoria colectiva. El interés por la memoria histórica y por la Historia de su país le ha llevado a tratar el tema del catolicismo en muchas de sus obras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.