El horror de la Stasi se muestra en Santander
Los fotógrafos Daniel y Geo Fusch recrean el ambiente opresivo de las cárceles de la policía secreta de la RDA
Celdas abiertas, muros que ocultan, kilómetros de archivos y miles de cintas destruidas son algunas de las imágenes con las que los fotógrafos Daniel y Geo Fusch trasladan al espectador todo el horror de la Stasi en la exposición que hoy se inaugura en el Museo de Bellas Artes de Santander. La muestra, que recoge la serie fotográfica Stasi Secret Rooms (Habitaciones secretas de la Stasi), se exhibirá hasta el 28 de febrero y cierra los actos organizados por el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria para conmemorar el centenario del museo.
Este proyecto de la pareja de fotógrafos alemanes Daniel y Geo Fusch nació en 2004 como un encargo del Gobierno de su país y, a juicio del director del Museo de Bellas Artes y comisario de la exposición, Salvador Carretero, refleja el "absoluto compromiso" de unos artistas que se han propuesto que la barbarie y el horror de las antiguas cárceles de la policía secreta alemana no quede en el olvido. Según ha explicado hoy Geo Fuchs en la presentación de la muestra, en esta serie aparecen las celdas, los muros y los sótanos de una antigua cárcel de la Stasi quince años después de la caída del muro de Berlín para invitar a reflexionar de nuevo sobre lo que sucedió antes de ese acontecimiento, cuando su país y su capital estaban divididos en dos.
Entrevistas con perseguidos
Para hacer esta trabajo, comenzaron una investigación que les llevó a hablar con ciudadanos de la antigua RDA que no sabían de la existencia de estos espacios secretos y con otros que sufrieron la persecución y la tortura durante los casi cuarenta años en los que la Stasi se mantuvo en activo, entre 1950 y 1989. La RDA, ha recordado Geo Fuchs, tenía una población de unos 17 millones de habitantes y 250.000 personas trabajaban o colaboraban con su policía secreta.
Los dos artistas han pasado mucho tiempo en cada uno de los espacios que han retratado en su treintena de imágenes para tratar de atrapar todo lo que puedan transmitir a quien las mire. En ninguna de sus fotografías aparece la figura humana pero, a juicio de Carretero, está "siempre presentida" y es el espectador el que imagina lo que falta: los presos, los torturadores y los torturados.
Las fotografías son en color porque sus autores prefieren invitar a la reflexión sobre la barbarie humana sin efectismos, sin el dramatismo que aporta el blanco y negro, ha apuntado Geo Fuchs. Para Salvador Carretero, la serie documenta esos ámbitos del horror "de una forma fiel, muy pensada y muy reflexionada". Los Fuchs han tenido muy cuenta la perspectiva, de forma que han captado sus imágenes de tal modo que el espectador sienta la misma intimidad en relación al espacio que quienes lo habitaron.
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